La ópera prima de Fernán Mirás ofrece un acercamiento al sistema legal a través de un caso verídico.
Gloria Soriano (Paola Barrientos) es una abogada que siente desencanto de su profesión. Pero su vocación comienza a despertarse cuando, en la defensa de un acusado de violación, tiene que litigar contra la Fiscal Rivas (María Onetto), quien fue su profesora en la Facultad. El vínculo que uno al Juez (Darío Grandinetti) con la Fiscal incentiva a Gloria a investigar sin pausa.
El peso de la Ley se centra en un sólo expediente, pero a través de ese se refleja la forma en la que el sistema judicial trata a las personas de clase baja. Precisamente, lo más interesante – y difícil – de la película es ver el poco interés que se le destina a los casos en los que está involucrada gente humilde. Claro que la excepción es el personaje de Barrientos, quien compone a una heroína tan común como real (además de los contratiempos de sus superiores sobrelleva los prejuicios por su renguera).
Mirás construye una historia llevadera que roza lo grotesco y tiene momentos de comicidad. Los personajes responden a ciertos estereotipos que están en consonancia con el tono del film.
Las escenas más interesantes son las protagonizadas por Barrientos, Onetto y Grandinetti. Sus actuaciones son muy buenas, al igual que las del resto del elenco, que está integrado por varios actores marplatenses.
Basada en un hecho real, El peso de la Ley genera una reflexión inevitable. Porque además de un caso de injusticia, pone en foco los entramados que la producen.