El plan divino: Una agradable historia.
Que una persona tan importante y conocedora del cine nacional como el celebre actor Víctor Laplace se siente en la silla del director como es en el caso de esta película no sucede todos los días. Es quizás ese conocimiento y esa experiencia en el mundo lo que le ayudan a dar ese siguiente paso que muchas películas nacionales del mismo estilo no logran dar. ¿Qué hace que «El plan divino» sea mejor que la comedia promedio?
El plan divino cuenta la historia de Eustaquio (Gastón Pauls) y Heriberto (Javier Lester), dos monaguillos que al servicio del Padre Roberto (Víctor Laplace), un anciano sacerdote que parecería estar en el último tramo de su vida. Los dos monaguillos deben cuidar del Padre, pero por otro lado están hartos de seguir con la misma rutina de estar detrás de una persona mayor. Eso hará que ambos personajes entren en un viaje que de la mano de la comedia, irá entre lo moral y lo inmoral para que cumplan sus objetivos.
Es cierto que la premisa puede resultar algo curiosa pero de antemano avisamos que estará casi siempre más cerca de una comedia banal que de una intención mayor. Se agradece la decisión de Laplace en quedarse casi siempre del mismo lado del género, facilitando muchísimo más el ritmo de una ya de por sí corta duración.
Sus momentos dramáticos por el final de la trama funcionan con menor eficacia, sobre todo en algunos momentos que resultan demasiado forzados y donde el guion demuestra que se va quedando sin ideas. Lo disparatado de algunas situaciones humorísticas del principio lleva a la historia a lugares donde realmente se le complica ser cerrada, y la resolución puede no contentar a todos los espectadores. A eso también se le suma que al principio el tipo de humor y el tono parecería ser mucho más familiar y básico, difiriendo un poco de algunas escenas que veremos en la resolución y generando una sensación rara. Aún así, se agradece la atención al ritmo que tuvo el directo para el film, ya que como aclaramos anteriormente, en ningún momento la película resulta densa o difícil de ver.
Gastón Pauls y Javier Lester cargan muy bien con los roles protagonistas del film. Su interpretación siempre está en el tono adecuado, sobre todo sorprendiendo en algunos momentos dramáticos de Lester, donde le vemos con un personaje complejo y bien desarrollado. En la comedia es quizás donde ambos tienen un nivel un poco más promedio, logrando la risa fácil en algunas ocasiones, pero sin sobresaltar o demostrar un nivel superior. Paula Sartor, quien interpreta a María, la damisela que quiere conquistar Heriberto, es quizás la que peor terminó quedando con una interpretación un poco vaga; aunque con mayor culpa de una construcción de personaje desde el guion que ya era flojo, a las habilidades existentes o no de la actriz. Su personaje está planteado como una herramienta con pocos elementos a destacar y mucho a criticar, siendo prescindible como personaje secundario en la historia más que como un objetivo.
Y aunque fuera un poco obvio, vale la pena remarcar la enorme habilidad de Víctor Laplace con su personaje secundario, el Padre Roberto. Probablemente muchas risas salgan de sus pocos minutos en escena, ya que con pocos gestos y mucha personificación veremos la total eficacia del actor y su experiencia. En cambio sorprende la habilidad de Laplace como director, generando planos bastante cuidados y una estética que para lo que se suele esperar de este tipo de películas, está muy bien. Vemos en la cinematografía unas intenciones bastante positivas y que se agradecen y felicitan.
En conclusión, «El plan divino» es una agradable historia. No van a volar de sus butacas, y tampoco verán esa historia impresionante que pocas veces han visto en su vida, pero gracias a la habilidad de Victor Laplace en frente y detrás de cámara, logra dar ese paso diferencial para destacarse del resto. El dúo actoral de Gastón Pauls y Javier Lester logra construir una química sólida y el ritmo bien controlado hacen que, pese a sus clichés y sus traspiés, la película termine funcionando y sea divertida de ver.