Abordando la temática del autismo en nuestro país, el debutante Rodolfo Carnevale propone un fuerte acercamiento a este síndrome y las consecuencias que producen en un seno familiar. El pozo presenta a una mujer joven, Pilar, que padece distintos trastornos de comportamiento producidos por el autismo, lo que ocasiona serios conflictos dentro una casa en la que su hermano menor tiene dificultades para aceptar la situación y sus padres se debaten entre
la internación o el tratamiento hogareño. Finalmente la determinación que tomen ocasionará cambios sustanciales en sus vínculos y una evolución particular de la chica autista.
El film no puede evitar caer en el melodramatismo y la sensiblería, con una narración lineal adosada con algunas imágenes fantásticas no muy logradas que intentan traducir la imaginación y los deseos de Pilar, y en las que surge el espacio profundo al que alude el título. El empleo de la sólo aceptable música de Pablo Borghi se torna excesivo y no ayuda a alcanzar los efectos deseados. El pozo, con correctas interpretaciones de un elenco de figuras y sensibles y esforzadas labores de Ana Fontán y Ezequiel Rodríguez, como Pilar y su compañero con dificultades motrices; puede atraer especialmente a aquellas personas vinculadas a estas problemáticas.