Se estrenó El prof3s1on4l, la nueva película de Martín Farina que retrata la metodología de trabajo y el pensamiento del mítico Raúl Perrone.
Entre seudoficciones, cortometrajes y documentales, Martín Farina se ha transformado en uno de los realizadores más perseverantes del cine nacional de los últimos años. Con un registro austero, una mirada personal que no saca juicios, sino que deja que el espectador saque sus propias conclusiones sobre el material que tiene enfrente, ha logrado estrenar 5 largometrajes en menos de 5 años, lo que es un mérito increíble teniendo en cuenta las dificultades que un cineasta atraviesa para filmar -o grabar- en este período que atraviesa el país.
Pero quizás habría que buscar inspiración más allá de la voluntad propia y reconocer que, en los márgenes del cine independiente, se encuentra el verdadero cine independiente. Un cine hecho totalmente a pulmón sin presiones de grupos económicos ni empresarios, ni instituciones. Con dinero del bolsillo, alma y voluntad de acero, y sobre todo perseverancia. Así fue como José Campusano logró salir del conurbano bonaerense y llegar a concretar sus nuevas y, cada vez, más ambiciosas producciones en Estados Unidos, México o Bolivia. Y no para.
Y sin embargo, el patriarca de este movimiento (y también del llamado Nuevo Cine Nacional) es Raúl Perrone que, desde 1989, no sale de su Ituzaingó natal y sigue filmando y grabando a contramano de cualquiera. Sus films han traspasado los límites bonaerenses y han sido proyectados en el exterior, siendo reconocido con numerosos premios. Pero “el Perro” sigue siendo fiel a sus ideas, convicciones y metodología de trabajo, aunque las búsquedas cinematográficas hayan cambiado: pasó de un cine realista o naturalista a una estética cada vez más expresiva o surrealista sin abandonar nunca su barrio. En definitiva, sigue fiel a sí mismo.
Básicamente, El prof3s1on4l exhibe eso. Tres días de rodaje junto a Raúl Perrone, una aventura bastante osada. Farina propone un diario de detrás de escena de una de sus producciones. La cual, se puede deducir, es una nueva ficción muda que retrata el abuso a la clase obrera, al principio del siglo XX, con actores, en su mayoría, amateurs. Pero el ojo de Farina nunca abandona los ojos de Perrone, y así es como debe “aguantar” sus gritos, su carácter e histrionismo. Pero también capta el espíritu lúdico de un nene que no para de jugar y manipular sus muñecos y herramientas, para crear la historia que él quiere contar; de la forma que solo él quiere que se cuente.
Porque más allá del retrato de un artista mítico de la cinematografía local, con fama de ermitaño y gruñón, es el retrato de un apasionado, profesional y cinéfilo cineasta que conoce el oficio mejor o más que ninguno que trabaje en el cine industrial y que, no por nada, tiene su propia escuela de cine. Y, sin decirlo, Farina, en esos tres días de trabajo capta esa esencia y ese profesionalismo.
Así como también logra capturar con notable transparencia y honestidad, el estrés de un rodaje, los inconvenientes que pueden llegar a surgir, las discusiones, impotencias y vicisitudes de una grabación. A un lado quedan las limitaciones económicas, la discusión del material con el que se capturan las escenas. Lo que a Farina le interesa es el factor humano: la posibilidad de equivocarse, la provocación de no hacerse cargo de los errores y la carga de encontrar una solución a los contratiempos.
Intimista, y sin otorgarle honores ni méritos al carácter de su protagonista, Farina contrapone momentos líricos con otros de realismo absoluto, y sin perder un punto de vista estético, prolijo e, incluso, irónico. Y por supuesto, sin perder a Perrone ni un solo minuto, generando un diálogo divertido con el objeto de documentación que rompe la cuarta pared.
El prof3s1on4l, traspasa el mero documental acerca de la figura que elige retratar para instalarse como un ensayo reflexivo, y no exento de humor, sobre la pasión de grabar sin parar, el amor por el cine y la narración. Un trabajo que desborda tensión e ideas, pero aún así contiene emoción y fluidez. Que consigue, a su vez, humanizar y elevar el misticismo del gran Raúl Perrone.