Martín Farina se acerca a una de las figuras emblemáticas de la escena cinematográfica independiente, Raúl Perrone, lo acompaña y lo plasma en su cotidianeidad, en su ámbito, y en ese devenir del director comienzan a trazarse algunos lineamientos de ese interés por el retrato íntimo tan característico de Farina, pero también asoman ribetes insospechados del gran autor de Ituzaingó.