Rodolfo es un médico obstetra viudo (Luis Brandoni) que se jubila. Y se encuentra de pronto en su casa, matando el tiempo con la TV, comiendo solo. Apenas tiene ganas de responder a las invitaciones para celebrar el comienzo de esta nueva etapa. Más bien, parece tener sólo ganas de una cosa, que lo dejen en paz. Cuando su empleada santiagueña desaparezca, dejándole a su hijo a cargo y sin previo aviso, Rodolfo no tendrá otra que ocuparse del pibe. Primero solo, en su estilo huraño, y luego con la compañía de su hija (Nancy Dupláa), de la que está algo distanciado sin motivo.
El retiro es una comedia agridulce sobre las segundas oportunidades para los afectos. Pero también una interesante exploración sobre la soledad, que no se queda en los lugares comunes sino que hace lugar a las más verdaderas. A la reivindicación de las soledades buscadas y las relaciones adultas entre padres e hijos, esas que respetan los deseos del otro, aunque no se parezcan a la imagen publicitaria de una familia feliz. Sin apartarse de las convenciones esperables de este tipo de relatos, en el que los personajes se verán transformados (unidos) por la situación inesperada, consigue entretener con una serie de secuencias bien construidas. Sin pretensiones ni vicios de cierta comedia argentina, en un tono medido, contenido, que permite más sutileza que griterío y, finalmente, emociones.