Rodolfo (Luis Brandoni) es un médico que, luego de 50 años de ejercer la profesión, se jubila. Desde que enviudó hace algunos años vive solo en su casa de toda la vida. El esfuerzo, constancia y dedicación que le dedicó a su profesión, han hecho que descuide otros aspectos de su vida, entre ellos a su hija Laura. Una noche de tormenta, a Rodolfo se le aparece de manera inesperada Yanina, la muchacha que lo ayuda con la limpieza de su casa, que trae con ella a su hijo, Diego. Rodolfo les ofrece pasar la noche en su casa debido a la fuerte tormenta. A la mañana siguiente, Yanina le deja una carta diciendo que se va a Santiago Del Estero y lo deja al cuidado de Diego. Accidentalmente, Laura se entera y decide mudarse unos días con ellos para dar una mano. Esta convivencia hará revivir viejas diferencias, antiguos rencores, asuntos familiares no resueltos y padre e hija tienen la oportunidad de decirse cosas que tenían guardadas.
El argumento de esta película podría haber resultado viejo hace cincuenta años. Hecho en el 2019, este guión es directamente prehistórico. Como una película conservadora, de las malas, que hacía Luis Sandrini al final de su carrera, pero con cincuenta años de atraso. Es verdad que no hay nada oscuro o reaccionario en la historia, que se trata de un film que se ve muy antiguo y pasa de forma aburrida para pasar velozmente al olvido. Algunos momentos bochornosos y la pésima actuación de Nancy Dupláa como la hija del protagonista son los puntos más bajo de un film inofensivo y sin interés alguno.