Robame una sonrisa
La grata sorpresa que entrega El robo del siglo (2019) no está asociada a contar los pormenores del asalto a la sucursal del Banco Río con un plan maestro, sino al hacerlo con humor. La película es una comedia de aventuras a partir del caso, disfrutable de principio a fin.
Detrás de cámaras está Ariel Winograd, un tipo que no es considerado un autor cinematográfico al estilo Cahier du cinema, sino un director de oficio, de esos que agarran cualquier historia y le aportan el tono y ritmo que el género requiere. Winograd conoce los códigos y sabe cómo pasar con estilo y gracia de uno a otro (suspenso a comedia en este caso) al modo americano. No por nada ha dirigido los últimos éxitos del cine nacional.
Antes de narrar el atraco a la sucursal Acassuso del Banco Río realizado el 13 de enero de 2006, está película cuenta la historia de sus personajes: la de Fernando Araujo (Diego Peretti), el ideólogo del robo, un tipo en estado canábico permanente con dilemas existenciales; y la de Mario Vitette Sellanes "El uruguayo" (Guillermo Francella), el ladrón profesional que maneja los hilos dentro del Banco. Completan el equipo Alberto de la Torre "Beto" (Rafael Ferro), un adicto al sexo, "El marciano" (Pablo Rago), el tornero que abre las cajas de seguridad, el "Doc" (Mariano Argento), un delincuente devoto del catolicismo, y el "Gaita" (Juan Alari), el conductor del camión.
Como buen cine clásico, conocer a los personajes es entrar en la historia con ellos e interesarnos por sus destinos. El género de robo de bancos (preparación del plan, atracó y huida) funciona como estructura narrativa en una película cuyo mayor valor es aportar la dosis de humor necesaria para hacer amigable y placentera la anécdota policial.
El robo del siglo es una película redonda, de esas que no dejan tiempo para la distracción e invitan a pasar un agradable momento de esparcimiento a partir de hechos reales para hacer, lo que se dice, un eficaz producto cinematográfico.