El robo del siglo llegó a la pantalla grande para arrasar con la taquilla nacional. Un importante elenco encabezados por Diego Peretti y Guillermo Francella, para contar una historia real que conmovió al país e, incluso, al mundo entero. Ariel Winograd se puso detrás de cámaras para, luego de algunos intentos fallidos en anteriores años, finalmente poder llevar este increíble robo al cine.
Transcurría enero de 2006 cuando la banda liderada por Vitette ingresó a la sucursal del Banco Río de Acassuso. Y en tan solo horas, quedaron en los libros de los grandes atracos del mundo entero.
Winograd (Vino para robar, Mamá se fue de viaje) encaró la cinta con total eficacia (¿o efectismo?). Imitando el cine de género hollywoodense, rodó la película sin incursionar en complejidades narrativas ni tomando mayores riesgos de los necesarios. Pero claro, funciona. El simple hecho de que haya sucedido en la realidad en la que vivimos atrae de por sí y fascina. No es vital que el film sorprenda en otros aspectos para que sea bien recibida; con solo ser correcta y entretenida, sirve. Y así sucedió con este tanque nacional.
El elenco es ideal. Peretti cumple como de costumbre, pero es Guillermo Francella quien encontró un papel que le viene como anillo al dedo. El actor es parte de las mejores secuencias de la película y divierte en casi todo momento. El resto del reparto, con menos participación, es sumamente entrañable y bien seleccionado.
La elección del soundtrack es variada y totalmente acertada. Desde intérpretes nacionales, pasando por rock internacional, hasta incluso llegar a música clásica. Es otro de los condimentos de esta poción cinéfila que suele funcionar en el público masivo.
Sin embargo, algunas bajadas emocionales de ciertos personajes quedaron fuera de foco y no encajan totalmente con la película. Nos alejan de la inmersión de la pantalla, en vez de funcionar como nexo empático. El verdadero acercamiento a la audiencia es el robo en sí. La viveza argentina, el sentimiento de revancha en contra de los bancos, ese toque poético del atraco que se le confirió en la película. Y es en esto último donde se agrupan las mejores secuencias de la obra.
Por último, el gran triunfo de la cinta es que sea una comedia. Aunque haya algún que otro chiste trillado, la decisión de empujarla hacia este género es fundamental para su funcionamiento.
El robo del siglo es una película recomendable para pasar un excelente rato y rememorar lo que sucedió hace catorce años. Entretiene, hace reír y en ningún momento se hace larga. Aunque sin grandes riesgos, es correcta y efectiva.
Puntuación: 6,5/10
Manuel Otero