… y ahora, algo completamente diferente.
Una vida por una vida. Un prestigioso cirujano, otrora alcohólico crónico, comete un error y mata a un paciente. Ahora el hijo del mismo se ha hecho su amigo, pero la relación posee toques bizarros. El cirujano le hace costosos regalos, está a disposición de sus caprichos, incluso va contra su voluntad a una cena que el chico organiza en su casa con su solitaria madre… la cual trata de seducirlo. ¿Es remordimiento de conciencia, o el muchacho realmente ejerce algún tipo de poder sobre el médico?. Y cuando las cosas se están por volver intolerables, el chico se despacha con una sorpresa… una revelación que altera por completo la vida del cirujano y de su familia, y que lo va a obligar a tomar una decisión espantosa. ¿Es simplemente paranoia, o realmente el destino está a punto de hacerle pagar puntos de karma al conflictuado médico?.
The Killing of a Sacred Deer es una película perturbadora. Desde ya no es realista, existe en su propio universo en donde no hay policías ni se hacen investigaciones por errores médicos. Esta gente actúa como robots, viviendo maquinalmente una vida sosa y hablando sin demostrar emociones – un detalle extremadamente bizarro, como si los actores estuvieran leyendo sus papeles palabra por palabra -. El médico que compone Colin Farrell no es el tipo mas normal del mundo – para hacerle el amor a su esposa Nicole Kidman, ésta tiene que simular que está muerta o anestesiada -. En medio de esa existencia anodina aparece Barry Kheogan, un pibe prepotente y repulsivo, que habla raro, hace preguntas raras y manipula a Farrell todo el tiempo. Y, como una cuestión karmática / metafísica, el flaco le lanza una maldición – ¿o es simplemente una lectura de la realidad? – de manera de que Farrell deberá cometer una acción impensable – el “Sacrificio del Ciervo Sagrado” al que alude el título, el que refiere a la tragedia del rey Agamenón de la mitología griega, quien ofendiera a la Diosa Artemisa y fue obligado por ésta a saldar la deuda con el sacrificio de su hija Ifigenia -.
Ahora toda esta gente anodina, insulsa, snob comienza a tener vida. La crisis les hace hervir la sangre, ahora demuestran tener humanidad. Pero la situación es exasperante y quizás la familia esté dispuesta a quebrar mas de un tabú antes de llegar a la última circunstancia. ¿Podrán revertir el curso de la maldición?.
(alerta spoilers) En sí el tono de la historia es eminentemente alegórico. El destino le ha otorgado una carta de poder a Barry Kheogan quien la decide jugar a placer con tal de cobrar la deuda. Una de las secuencias mas inquietantes es cuando los hijos de Farrell – que por culpa de la maldición no pueden caminar ni comer – están en el hospital y Kheogan llama a la chica, con la cual parece tener un interés amoroso. Mientras la piba está en el teléfono puede caminar y comer, e incluso saluda a Kheogan desde la ventana del hospital… pero, ni bien corta la comunicación, todos los síntomas regresan a su estado anterior.
Si la tortura no alcanza para obtener una explicación de boca de Kheogan, entonces la explicación está mucho mas allá de la razón. Es una escena realmente bizarra en donde los pibes se arrastran como babosas por toda la mansión de Farrell, Kidman no sabe como seducir al pibe para que saque el conjuro (o lo que sea que esté pasando y que él maneje), y Farrell que no cesa de trompearlo y torturarlo hasta que se da cuenta que está con un espíritu indomable que solo clama a gritos que le paguen su deuda. (fin spoilers)
Con actuaciones intensas, tomas claustrofóbicas de pasillos inmensos y desoladores (que harían las delicias de Kubrick) y un planteo lento pero extremadamente intrigante, The Killing of a Sacred Deer es una experiencia para aquellos que buscan cine pensante, un filme que – aunque no es totalmente redondo – te transmite cosas inquietantes y te deja un sabor tan extraño como único en la boca.