Un film surrealista y agotador. El sacrificio del ciervo sagrado, es una tragedia griega que te va a dejar sin aliento.
Llena de imágenes que producen incomodidad y un sin fin de preguntas sin responder, su director, Yorgos Lanthimos propone un film diferente, lleno de gran angulares, travellings en altura y diálogos pausados.
Colin Farrell interpreta a un médico cardiólogo que ayuda y ve esporádicamente al hijo de un paciente que murió durante una intervención que él lideraba. Su familia está compuesta por su mujer (Nicole Kidman) y dos hijos.
Este joven, Martin (convincente actuación de Barry Keoghan), comienza a experimentar una especie de obsesión con el médico y todo terminará de una manera inexplicable.
Keoghan, logra ser lo mejor de la cinta, componiendo un personaje complejo, atractivo y a la vez oscuro.
En sus 2 horas de duración, la película nos mete en un mundo de pulcritud, como si se tratase de un quirófano, acompañado de una música incidental que perturba.
En un principio, no podremos descubrir hacia donde va el film, y eso desconcierta, hasta que toma un rumbo inesperado.
“El sacrificio del ciervo sagrado” no es una película para cualquiera. Hay que dejar que el director experimente con uno, hasta dónde aturde una imagen, una conversación o un gesto? Cuánto estás dispuesto a soportar?