Los olvidados
El puente que menciona el título del film es el que une Argentina con Paraguay, un proyecto inicialmente concebido por los gobiernos de turno para generar la unión territorial y económica de las regiones comprometidas en el proyecto. El título es perfecto porque condensa casi todo el sentido del film y el director trabaja el espacio del puente como aglomerador de situaciones que superan la territorialidad.
Eduardo Schellemberg nos muestra a través de las historias de tres personas de qué manera ese proyecto ideal del Mercosur se degeneró hasta convertirse en un espacio de libre tránsito para el narcotráfico, la corrupción y el delito. Por un lado, aparece la historia de la viuda de un gendarme que muere durante una persecución a contrabandistas en circunstancias confusas. Su lucha es la búsqueda de justicia y conseguir que el caso llegue a juicio oral. Por otro lado, está la historia de un ex fiscal retirado a la fuerza de su cargo por cumplir su deber en la lucha contra el narcotráfico. Por último, el director acompaña a un abogado penal que trabaja por los derechos humanos y que intenta mejorar una legislación artificial sobre la aduana del puente para bajar el delito y los conflictos sociales de la zona.
El panorama que construye el film abre cada vez más incógnitas acerca de las verdaderas intenciones de los gobiernos para con su gente. El director nos muestras de qué manera trabaja el encubrimiento y la impunidad dentro de la Gendarmería. La viuda del gendarme es la mujer que busca justicia, pero, de acuerdo a lo que vemos, es la única. Ella sola se mueve buscando testigos y pruebas que le ayuden a demostrar que su esposo fue asesinado por los gendarmes. Toda la estructura de gobierno simplemente está corrompida y lo que de a poco nos deja entrever el film es que la pelea de estas tres personas es la de Don Quijote contra los molinos de viento, algo imposible y que deja a las personas agotadas y abatidas.
La cercanía con la que el director registra a los protagonistas es importante porque con ella nos propone conocer sus historias personales, sus familias, su vida cotidiana a pesar de ser víctimas de situaciones injustas que le cambiaron la vida para siempre. De esta manera el documental es sobre ellos, sobre su lucha, sobre lo que los dignifica y los hace seres humanos. A la vez que esto sucede somos testigos del exterior contaminado que deben afrontar día a día y casi al final del film empezamos a pensar en un Estado que olvida, que permite la decadencia de los pueblos de frontera, que ayuda a que los menores se conviertan en “mulas” y que arriesguen su vida por 50 pesos.
Cuando un film se busca documentar la injusticia, la corrupción, la marginalidad, como es el caso de El silencio del puente (2011) propone un cine de denuncia, combativo. Este es el cine que no debe dejar de existir, porque si bien hoy en día la televisión suma programas de este estilo, el espacio cinematográfico es único para llegar al espectador y lo hace desde el arte, apelando a la sensibilidad desde lo estético.