Comedia, acción y entretenimiento
Daniel Hendler es espiado en la nueva película de Nicolás Goldbart, que compitió en el reciente BAFICI.
No es algo que nos ocurra a la mayoría, pero debe ser odioso y particularmente molesto que nos espíen. Que nos saquen fotos, se metan en nuestra intimidad, ingresen a nuestro hogar, revuelvan nutras pertenencias.
Todo eso, y algo más, le ocurre al personaje de Daniel Hendler en El sistema K.E.O.P/S, una película de género, una comedia de acción con algo de violencia extrema, que no se toma en serio la violación de la privacidad más que para narrar una historia detectivesca, con dos personajes amigos (el de Hendler y el de Alan Sabbagh), dispuestos a todos por descubrir qué hay detrás del Sistema del título de la segunda película como realizador de Nicolás Goldbart.
Fernando (Hendler) tiene una vida algo anodina hasta que buceando por Internet llega a un sitio en el que prometen ganancias desorbitantes en poco tiempo. Sin nada que perder -o, mejor, nada que hacer- llena un formulario. Cuando dé el clic, todo cambiará.
De un departamento de un edificio no muy lejano, lo graban. El lo advierte, y cuando descubre que han forzado la puerta de su hogar, acude a la policía, que toma el caso a la ligera. El, no. Junto a Israel (Sabbagh), su amigo y con el que tienen proyectos cinematográficos que se caen por distintos motivos, se ponen a investigar quiénes son los espías, con qué fin lo hacen y a quiénes obedecen.
Muy bien filmada por Goldbart, uno de los editores que más trabaja en el cine argentino, Hendler ya había protagonizado la opera prima de Goldbart, la premonitoria Fase 7 (2010), en la que en un edificio en cuarentena por la aparición de un virus debía cuidar a su esposa embarazada de los vecinos.
El sistema K.E.O.P/S, que se vio en la reciente edición del BAFICI, donde estuvo en la Competencia Internacional, tal vez tenga una historia que se alarga un tanto, que se centra casi de manera exclusiva en la relación de los amigos y se pierda la de Fernando y su esposa (Violeta Urtizberea) y su hija.
Goldbart plantea un universo casi exclusivamente masculino, bien de cine de acción, con muchas peleas, sangre y guiños a revistas de los ’80, y con Rodrigo Noya y Gastón Cocchiarale, más Esteban Lamothe entre los “malos” de la película.
La conexión entre Fernando e Israel, sus diálogos, sus mentiras a medias, son lo mejor de este filme que se propone entretener, y lo logra.