Caracterizada por el sentido del humor y por radiografiar las penurias de la clase media, el realizador rumano Corneliu Poromboiu construye una fábula amena sobre un botín bajo tierra.
La pelicula rumana El tesoro, del director Corneliu Poromboiu, premiada en Cannes y elegida para abrir la edición 12 del Festival Pantalla Pinamar, plasma a través de una historia sencilla ambientada en Bucarest el panorama político y social de una realidad que no siempre ofrece muchas posibilidades.Costi es un padre que se ocupa de su pequeño hijo, le lee las andanzas de Robin Hood y le enseña a no pelear en el colegio. Una vida como la de cualquiera hasta que su vecino le dice que hay un tesoro enterrado en el jardín de su abuelo en épocas pasadas. Sólo hay que alquilar un equipo -bastante costoso- para detectar metales, encontrarlo bajo tierra y la ganancia se repartirá entre ambos. Como en toda película, aventura incluída, las cosas no serán tan sencillas.Caracterizada por el sentido del humor -la secuencia en la que el detector de metales suena enloquecidamente resulta graciosa pero se vuelve reiterativa- y por radiografiar las penurias de la clase media, el realizador construye una fábula sobre la justicia distributiva y los obstáculos que se les presentan a los personajes: Costi tiene trabajo y paga su hipoteca mientras que su vecino le pide dinero prestado pero le abre un horizonte lleno de intriga y esperanzas.El ambiente oscuro de la quinta a donde acuden para poder "salvarse" se contrapone con el ritmo rutinario de la ciudad en medio de una trama sencilla que ofrece otros niveles de lectura, un repaso por las crisis económica y enfrentamientos entre los personajes durante la búsqueda del tesoro. Los mejores momentos vienen de la mano de sus intérpretes, Toma Cruzin y Adrián Purcarescu.