Una aventura minimalista
El cine rumano se fue consolidando en los circuitos especializados, tanto entre los críticos como en los festivales donde ha cosechado una gran cantidad de premios. El director Corneliu Porumboiu desde su ópera prima Bucarest 12:08 (A fost sau n-a fost?, 2006) ha ganado el premio La Cámara de Oro en Cannes, donde en 2009 también ganó el premio Un Certain Regard por Policía, Adjetivo (Politist, adjectiv, 2009) y en 2015 por su nueva película El tesoro (Comoara, 2015), la cual ahora llega a las pantallas argentinas.
Costi (Cuzin Toma) es un apacible hombre de clase media que cada noche a la hora de dormir le cuenta a su hijo historias de héroes como Robin Hood. Una noche su vecino Adrian (Adrian Purcarescu) le ofrece un trato: si él paga un detector de metales podrán quedarse con el tesoro que su abuelo enterró en una gran propiedad antes de la llegada de los comunistas. A pesar de su incredulidad Costi hace unos sacrificios para obtener el dinero y decide embarcarse en la aventura.
Esta historia escrita y dirigida por Porumboui es una comedia brillantemente ejecutada, no hay que buscar los momentos de carcajadas porque simplemente no los tiene, sus situaciones pasan por otro lado. Es sobre dos hombres que no tienen demasiada ambición, solamente poder pagar las cuentas y llegar a vivir bien.
Técnicamente correcta la fotografía a cargo de Tudor Mircea es una de las cosas más destacadas del film, sobre todo cuando los hombres llegan al lugar donde se esconde el tesoro.
El tesoro es un pequeño film que con un ritmo que no es el usual para una aventura así de la cual se esperaría fuese más frenética, es un acierto y su duración es la justa ni un minuto de más. Además su escena final es emotiva y una de las mejores cosas de la película.