Arnold está de regreso
Tras diez años sin protagónicos cinematográficos -el último había sido Terminator 3: La rebelión de las máquinas (Terminator 3: Rise of the Machines, 2003)- Arnold Schwarzenegger vuelve a la pantalla grande con El último desafío (The Last Stand, 2013), un divertido film de acción que trae lo mejor del entretenimiento republicano.
Cuando el narcotraficante Gabriel Cortéz (Eduardo Noriega) se fuga de prisión, huye en un auto a toda velocidad con la intención de cruzar la frontera por un pequeño pueblo llamado Sommerton Junction, límite con México. El sheriff del lugar es Ray Owens (Arnold Schwarzenegger), un veterano policía que vive sus días en paz. Al reconocer que es la última posibilidad para evitar el escape del fugitivo, le hará frente sin ejército pero con más de un principio a cuestas.
Quienes decían que Arnold se retiró de la política pueden ponerlo en duda, porque El último desafío viene a trasladar las ideas fundantes de su partido a la pantalla mediante un relato tan incoherente como divertido. El film rememora las grandes películas de acción que protagonizaron los colosos del género (Arnold incluido) en la era Reagan.
Pero lejos de importar en lo más mínimo el contenido político de la película, hay que tomar sin ninguna pretensión a El último desafío, porque el espíritu burlón que lleva consigo apunta al más puro entretenimiento. Y no es más que eso, aunque muy eficaz por cierto.
El encargado de dirigir a Arnold y su elenco de “latinos”: Eduardo Noriega es el villano, al que se suman Rodrigo Santoro, Luis Guzman y Genesis Rodriguez (si la hija del Puma Rodríguez), sin olvidarnos del irrompible Forest Whitaker; es el surcoreano Jee-woon Kim debutando en Hollywood con este film.
Golpes, explosiones, tiros y frases célebres para marcar el buen regreso del gran (en todos los sentidos) superhéroe de acción. Más viejo sí, pero más divertido –e inofensivo- también.