Podemos decir que pasaron 10 años de la última vez que vimos al gran Arnold haciendo de las suyas en la pantalla grande, ya que “Terminator 3: La rebelión de las maquinas” de Jonathan Mostow (2003) fue su última producción importante dentro del cine.
Después vinieron los cameos, una aparición polémica en “Terminator 4: La salvación”, idas y vueltas alrededor de su retorno a la actuación y finalmente sus pequeñas participaciones en “Los Indestructibles” que fueron, al menos para quien les escribe, claves para que uno de los iconos del cine de acción quisiera volver a trabajar en la pantalla grande.
Schwarzenegger se terminó contagiando de esa alegría que transmiten bestias como Stallone (con quien no tenía hasta el momento buena relación) y Bruce Willis y por esa razón decidió volver para hacer lo que mejor sabe: Pararse frente a una pantalla, imponer su presencia y disparar las armas más grandes que uno pueda imaginar.
El tipo a los 66 años ya se dio cuenta que el público lo que busca en sus películas no es una gran actuación, sino su mera presencia, su particular tonada y sus indestructibles músculos repartiendo golpes y pólvora por todos lados.
Por ese motivo podemos decir que “El último desafío” es una fiesta que apela a la nostalgia de todos los amantes del cine de acción de la vieja escuela que son reacios a las nuevas formas y giros que tomo el género en los últimos años, donde los efectos especiales por computadora, los protagonismos absolutos y la continuidad de una historia hasta el hartazgo coparon la parada.
De la mano del director coreano Kim Jee-Woon (quien desembarca en tierras hollywoodenses por primera vez) y de un guión pequeño escrito por el debutante Andrew Knauer, Arnold Schwarzenegger vuelve al cine para cargarse sobre sus hombros la responsabilidad de ofrecer un entretenimiento pochoclero que está a la altura de los que supo realizar en sus viejos tiempos de gloria.
Basta del abuso de efectos especiales; Aquí en “El ultimo desafío” todo está filmado como mandan los libros, con escenas de acción impresionantes que incluyen tiroteos interminables gracias a pistolas de munición ilimitada, persecuciones impresionantes a bordo de toda clase de autos (incluyendo un hermoso Corvette ZR1) y una pelea final a puño limpio donde todos los golpes duelen menos de lo que tienen que doler y las frases épicas abundan.
Basta de protagonismos absolutos; Si bien el gran Arnold es la razón principal por la que todos vamos a terminar viendo esta película, cuando empieces a ver caras muy conocidas en el relato como las de Foresth Withaker, Eduardo Noriega, Rodrigo Santoro, Luís Guzmán, Peter Stormare y las hermosas Jaimie Alexander y Génesis Rodríguez vas darte cuenta que los realizadores de “El último desafío” no quisieron dejar cabos sueltos y formaron un elenco coral como a los que nos tenían acostumbrados las grandes pelis de acción para que la pases de maravillas en el cine.
Párrafo aparte para Johnny Knoxville que de su estupidez hizo toda una carrera en base a los mismos personajes y terminan funcionando siempre como en este caso.
Y por favor basta de historias eternas; Basta de secuelas, reboots, remakes, precuelas e historias contadas desde otro punto de vista. Volvamos a lo clásico, a los 100 minutos en donde toda la carne se tira al asador sabiendo que el espectador se merece disfrutar de un espectáculo completo y no recortado en mil partes. “The Last Stand” desde que arranca no para más con su ritmo frenético hasta el final, ofreciéndote todo lo que buscas (en grandes medidas) dentro de una película de este género.
Gracias por cumplir tu vieja y antigua promesa querido Arnold: “El último desafío” es una gran dosis de entretenimiento que te deja aplaudiendo con una sonrisa de oreja a oreja una vez que termina la función