Western a la coreana
Ya no es novedad ver una película con un actor rudo, de esos que poblaron las últimas décadas del siglo pasado, autoparodiándose. En estos últimos años hubo una resurrección, una gran cantidad de películas cuyos protagonistas se ríen de lo que fueron, incluso este año se esperan unas cuantas más. Tampoco es novedad ver a Arnold Schwarzenegger hacerlo, hace poco lo vimos en la muy buena Los Indestructibles 2, y si nos vamos bastante más para atrás, ya lo había hecho en la enorme True Lies de James Cameron. Lo que si es novedad es que un coreano realice esta película. Jee-woon Kim, director de la muy buena y violenta I Saw the Devil, dirige El Último Desafío, en lo que representa su primer realización en Hollywood y la primera de una triple invasión coreana. Recordemos que este año se estrenan también Snowpiercer de Joon-ho Bong (director de The Host) y Stoker de Chan-wook Park (director de Oldboy), ambos debutando en Hollywood.
En este caso hace un western, que parece ser una versión libre de Río Bravo de Howard Hawks, pero adaptada al grandote de Arnold. Este último interpreta a un sheriff de un pueblo pequeño (como John Wayne), que debe reclutar un equipo bastante particular, entre ellos a un borracho que es muy buen tirador interpretado por Rodrigo Santoro (cuyo parecido con el personaje de Dean Martin es demasiado evidente) en el que solo él confía, para detener a un grupo de criminales al mando de Gabriel Cortez, interpretado por el español Eduardo Noriega, el líder del más importante cartel de narcotráfico, que quiere cruzar por el pueblo para escapar a México.
El Último Desafío no parece ser republicana ni demócrata, no parece hablar mal de los latinos (Arnold se encarga de dejarlo en claro cuando le dice al villano “le das una mala imagen a los inmigrantes”) ni muy bien de los yankees (agrega de relleno a una policía corrupta para equiparar un poco… aunque este papel lo hace la hija del Puma Rodriguez, que si bien nació en Estados Unidos es más latina que yo, pero bueno), incluso se preocupa por ser políticamente correcta (pone a un negro ocupando un rol importante en el FBI, en este caso Forest Whitaker, y a un oriental en otro rol importante… el de director). Parece decir en voz alta: “no vean al político, vean al actor”.
La película se limita a explotar la nueva imagen de vegete de Arnold homenajeando al género, y realmente lo hace muy bien. Kim pone en práctica un humor con buen tiempo, que ya había usado en la versión coreana de El Bueno, El Malo y El Feo, que se llamó The Good, The Bad, The Weird. Como a todo buen coreano ("eh, no generalices que es discriminatorio") le gusta la violencia y no puede evitar mostrar sangre, de esa que salta varios metros cuando se cargan a alguien. El resultado de esta combinación, es una película muy divertida, con un humor obvio en la mayoría de los casos, con frases y latiguillos que podés anticipar segundos antes de que los digan, pero que no pierden frescura ni dejan de funcionar por eso. De hecho esa obviedad es coherente con la carrera de Arnold, carrera que se intenta parodiar. Pero la parodia es sutil, no se vale de la exageración como único recurso (para ese tipo de parodia ya tenemos Comando, que lo es sin pretender serlo).
El Último Desafío es una grata sorpresa, una de las mayores del año (aunque solo contemos algunas semanas). Bienvenido Jee-woon Kim a Hollywood.