Lo que muestra la trama son todas las dificultades que vive Mario Messina (Bouli Lanners, muy buena interpretación, le da buenos matices) cuando es abandonado por su esposa Armelle (Cécile Rémy-Boutang), y comienza a sentir un terrible vacio, además de verse incapaz de cuidar a sus dos hijas, Frida Messina (Justine Lacroix), de 14, y Niki Messina (Sarah Henochsberg), de 17. Él continuamente busca todas las maneras posibles para que regrese su esposa. Por otra parte se muestra como esta mujer es capaz de dejar el hogar, una decisión que no es fácil de tomar.
El film es conmovedor, apasionante, nostálgico, se maneja muy bien la culpa y los tiempos, aunque resulta algo lento y monótono, se van generando buenos climas, ante ese padre triste, que lo intenta todo hasta buscar un poco de felicidad. Por otra parte cada una de sus hijas tiene un carácter particular y toman de forma diferente la ausencia de su madre. Cuenta con una buena fotografía, está dirigida por Claire Burger se desarrolla en Forbach, cerca de la frontera franco-alemana, es donde creció ella y el lugar que fue parte de su infancia cuando sus padres se divorciaron.