Niños del hombre
El volcán adorado (2017), primer film en soledad de Fernando Krapp, codirector de Beatriz Portinari. Un documental sobre Aurora Venturini (2013), toma como punto de partida la expedición que el 26 de febrero de 1999 realizó un grupo de estadounidenses, peruanos y argentinos a la cumbre del volcán Llullaillaco, a 6700 metros de altura sobre el nivel del mar, donde hallaron tres cuerpos de niños en perfecto estado de conservación.
Christian Vitry fue uno de los líderes de aquella misión que encontró los tres cuerpos que hoy forman parte del Museo de Arqueología de Alta Montaña en Salta. Diecisiete años después se propone una nueva aventura que consistirá en subir hasta la cumbre para descifrar la temperatura que hizo que las momias incas se mantuvieran en perfecto estado de preservación.
Fernando Krapp registra, por un lado, el diario de viaje audiovisual sobre toda la etapa preparatoria a la aventura que lo tiene a Vitry nuevamente como protagonista. Mientras se entremezclan secuencias de la anterior hazaña (filmadas por el propio Vitry) se nos va introduciendo a la nueva expedición a través del seguimiento minucioso de la etapa de preparación física, algunos relatos personales sobre el escalamiento o charlas informativas con la comunidad coya quienes sienten en esa intromisión una violación al territorio sagrado. Y es ahí donde El volcán adorado se convierte en un documental etnográfico sobre la tradición cultural de quienes sienten que fueron profanados.
Imágenes hipnóticas del norte argentino y una banda sonora elocuente, donde se cruza lo tradicional con lo moderno, terminan de darle forma a una propuesta que pone en crisis el pasado con el presente, lo sagrado con lo profano y la ciencia con la religión.