Son el tesoro más preciado del Museo de Arqueología de Alta Montaña, a la vez que uno de los hallazgos más importantes de la disciplina en Sudamérica. Se trata de los cuerpos de tres niños perfectamente conservados por el frío durante miles de años en la cumbre del volcán Llullaillaco, en la provincia de Salta, a 6.700 metros de altura sobre el nivel del mar, descubiertos en 1999 por un grupo de especialistas estadounidenses, peruanos y argentinos. Uno de esos especialistas fue Christian Vitry, quien en El volcán adorado rememora aquella hazaña a través de sus recuerdos y de diversas imágenes de archivo tomadas por él mismo durante la travesía. Años después, se dispone a iniciar una nueva aventura con el objetivo de tomar mediciones ambientales para entender por qué esos cuerpos lograron mantenerse en ese estado. Ese viaje le sirve al realizador Fernando Krapp –codirector de Beatriz Portinari. Un documental sobre Aurora Venturini- para otro viaje centrado en la historia del pequeño pueblo de Tolar Grande, para quienes el volcán es un lugar sagrado. Dueña de varias imágenes impactantes de la geografía puneña, El volcán adorado explora tanto la relación del hombre con la naturaleza como el peso de la historia comunitaria en el día a día de esos pobladores que sienten que les han robado un pedazo de su cultura. El resultado es un film que puede leerse tanto como una exploración etnográfica como un diario de viaje rumbo a lo desconocido.
Un documental particular e interesante que recuerda la expedición que el 26 de febrero de l999, con un grupo de estadounidense, peruanos y argentinos, descubrieron en la cumbre del volcán Llullaillaco, a 6.700 metros de altura, los cuerpos de tres niños momificados que fueron llevados al museo de Arqueología de Salta, donde son conservados a igual temperatura que en la montaña y asombran a miles de turistas del mundo. Parte de un ritual incaico que dejo a esos niños adormecidos pero con vida como una ofrenda a los dioses, un ritual cruel y milenario. Ese lugar, esa montaña sagrada, esos restos arqueológicos, los más altos del mundo, son el objeto de estudio de este trabajo escrito y realizado por Fernando Krapp. Se siguen los pasos del antropólogo de altura, Christina Vitry que formó parte de esa expedición de l999. Y un nuevo viaje para estudiar el estado de esas ruinas y mostrar como las creencias del imperio inca tiene ecos en la comunidad de Tolar Grande que tiene mucho que reclamar y que decir.
Entre la crónica y la divulgación científica, la nueva película de Fernando Krapp, propone un repaso sobre uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de los últimos tiempos, sumando la mirada actual de uno de los participantes en la actualidad y cómo ese hecho lo modificó para siempre. Cultura, vínculos, folklore, son sólo puntos de partida para comenzar a repensar la pertenencia del hombre a un espacio en el que ancestralmente se lo ha ubicado sin pensarse como parte de él.
¿Qué es lo sagrado? El director Fernando Krapp viaja a Tolar Grande, ciudad salteña de la Puna, donde el descubrimiento de las momias Incas ocultas en el volcán Llullaillaco despertó recelos y fascinaciones. La inteligencia de su película está en sortear lo previsible: la proeza del arqueólogo Christian Vitry, el fenómeno turístico construido alrededor de aquel hallazgo. Lo que su narrador entreteje con las palabras justas es la voz callada que ha dejado esa ausencia, las tensiones entre lugareños y científicos por lo que se ha ido, el misterio último de la creencia. Su película logra capturar en sus planos encantados y su sonido rumiante esa magia indecible que el volcán guarda para siempre en sus entrañas.
Niños del hombre El volcán adorado (2017), primer film en soledad de Fernando Krapp, codirector de Beatriz Portinari. Un documental sobre Aurora Venturini (2013), toma como punto de partida la expedición que el 26 de febrero de 1999 realizó un grupo de estadounidenses, peruanos y argentinos a la cumbre del volcán Llullaillaco, a 6700 metros de altura sobre el nivel del mar, donde hallaron tres cuerpos de niños en perfecto estado de conservación. Christian Vitry fue uno de los líderes de aquella misión que encontró los tres cuerpos que hoy forman parte del Museo de Arqueología de Alta Montaña en Salta. Diecisiete años después se propone una nueva aventura que consistirá en subir hasta la cumbre para descifrar la temperatura que hizo que las momias incas se mantuvieran en perfecto estado de preservación. Fernando Krapp registra, por un lado, el diario de viaje audiovisual sobre toda la etapa preparatoria a la aventura que lo tiene a Vitry nuevamente como protagonista. Mientras se entremezclan secuencias de la anterior hazaña (filmadas por el propio Vitry) se nos va introduciendo a la nueva expedición a través del seguimiento minucioso de la etapa de preparación física, algunos relatos personales sobre el escalamiento o charlas informativas con la comunidad coya quienes sienten en esa intromisión una violación al territorio sagrado. Y es ahí donde El volcán adorado se convierte en un documental etnográfico sobre la tradición cultural de quienes sienten que fueron profanados. Imágenes hipnóticas del norte argentino y una banda sonora elocuente, donde se cruza lo tradicional con lo moderno, terminan de darle forma a una propuesta que pone en crisis el pasado con el presente, lo sagrado con lo profano y la ciencia con la religión.
En 1999, una expedición arqueológica organizada por el antropólogo estadounidense Johan Reinhardt (codirigida por la antropóloga y arqueóloga salteña Constanza Ceruti) subió al volcán Llullaillaco y logró extraer los famosos Niños, sacrificados a los dioses en ceremonias religiosas por el Imperio Inca. El increíble estado de conservación de las momias luego de quinientos años convirtió el hecho en uno de los más importantes hallazgos arqueológicos mundiales, conocido desde ese momento como Los Niños de Llullaillaco. En este documental de Fernando Krapp, uno de los convocados para aquella expedición para formar parte de las tareas de excavación, el antropólogo salteño Christian Vitry, es el eje de la historia, junto con el volcán. Con él asistimos a un mundo desconocido y rico como es ese Tolar Grande, suerte de planicie que recuerda las superficies marcianas y que rodea al volcán sagrado integrante de la cordillera andina en el Altiplano. También con él conocemos las inquietudes de la comunidad kolla que reclama acciones luego de que fueron sacadas ofrendas (las momias de Llullaillaco) destinadas al volcán sagrado y llevadas al Museo Arqueológico de Alta Montaña, en el centro de Salta. OTRO MUNDO Lo que más impresiona en este filme que roza lo etnográfico es ese mundo desconocido, lunar, asombro de biólogos de todo el mundo, en el que viven los estromatolitos, habitantes a 4.000 metros de altura con ambientes semejantes a los que originaron los primeros seres vivos; ese ambiente que el investigador Vitry en su expedición se propone rastrear. Un sugerente acompañamiento musical y la estupenda fotografía de paisajes increíbles son características de este documental. Impacta la imagen de una de las momias niñas cuando es sacada de su "cuna de cristal" por estudiosos que, vestidos con trajes que parecen salidos de la NASA, cuidan la conservación de esos series centenarios. Tanto el Llullaillaco como los tres niños convertidos en momias han logrado la calificación de Lugar y Bien Histórico Nacional, un valioso reconocimiento, luego de más de 140 años de expediciones de aventureros de la ciencia.
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