Nominado a Mejor Película y Mejor Guion Adaptado, el nuevo largometraje de la directora de Lejos de ella (2006), Take This Waltz (2011) y Stories We Tell (2012) despierta más interés en el terreno sociopolítico que en el estrictamente cinematográfico. Producida por figuras como Brad Pitt y Frances McDormand, quien tiene además un pequeño papel, esta transposición de la novela homónima publicada en 2018 por la canadiense Miriam Toews aprovecha el talento de un elenco pletórico de figuras para abordar cuestiones muy pertinentes en estos tiempos.
Women Talking muestra, como su título lo indica, a mujeres hablando. Son personajes de tres generaciones discutiendo qué hacer frente a la violencia machista. Estamos en 2010 (aunque bien podría ser el siglo XVIII o XIX) en el seno de una rígida y conservadora comunidad menonita. Varias de las protagonistas han sido víctimas de múltiples abusos (incluidas violaciones) por parte de los hombres de la propia congregación (no parece que vaya a haber castigos demasiado contundentes para los agresores) y ellas debaten sobre si quedarse y luchar, no hacer nada o directamente dejar el lugar, sobre si perdonar o abandonar en masa a esos exponentes de la masculinidad tóxica.
Las que llevan la voz cantante son Mariche (Jessie Buckley) y Salome (Claire Foy), ambas madres de niños pequeños; y Ona (Rooney Mara), una mujer soltera que está embarazada fruto de una de esas violaciones; también están las ancianas, sabias y queribles matriarcas Agata (Judith Ivey) y Greta (Sheila McCarthy); y luego las representantes de la generación más joven (Liv McNeil, Michelle McLeod y Kate Hallett). Y, entre todas esas mujeres, un solo hombre, August (Ben Whishaw), un maestro de formación universitaria que, al ser el único que sabe leer y escribir, toma nota de todas las discusiones y de alguna manera es el fascinado y conmovido observador externo de todo ese movimiento femenino.
Si dijimos que Ellas hablan muestra dos días de acaloradas discusiones entre estas mujeres queda claro que los diálogos y las actuaciones son los elementos distintivos de la propuesta. Una propuesta que tiene mucho de teatral, ya que hay escasos movimientos de cámara y pocas escenas en exteriores.
La escritora Miriam Toews fue criada en una comunidad menonita y ella sugirió que los hechos de su libro están inspirados en situaciones reales que ocurrieron entre 2005 y 2009 en una colonia de ese origen en Bolivia. Cuánto hay de cierto y cuánto de licencia poética en la trama del film es algo que a esta altura no importan demasiado, ya que la búsqueda pasa por exponer cuestiones ligadas a la estructura patriarcal ya no solo de una secta cerrada sino de la sociedad en general en tiempos de #MeToo.
No es casualidad que la autora Margaret Atwood (canadiense como Toews y como la propia Sarah Polley) se haya manifestado de forma pública como una admiradora de la novela porque en varios aspectos Ellas hablan expone problemáticas similares a las de The Handmaid's Tale / El cuento de la criada. Un presente, una realidad que puede ser vista como distópica, y una historia que tiene mucho de fábula pero también de denuncia, de sororidad, de empoderamiento, de moraleja y de advertencia.