Basada en la novela homónima de Miriam Toews, la película recrea los acontecimientos reales acaecidos en una comunidad menonita en Bolivia en 2010. Trabajada desde lo estético en colores pasteles, una fotografía sin el menor brillo, salvo el último plano del filme, es desde esta impronta que Sarah Polley, la directora, termina dando mayor preponderancia desde las imágenes que apoyarse en el texto, intenta sumergirnos en un mundo gris. El filme esta narrado por uno de los personajes, quien le cuenta a su hijo esta historia anterior a su nacimiento. En principio da la sensación de atemporalidad y