Investigación filmada
Existe una categoría de películas que son funcionales. Ellos te eligen parte de una motivación ética noble que consiste fundamentalmente en desentrañar las trampas burocráticas en los procesos de adopción en la Argentina. Para tal fin, el director registra testimonios y lleva su cámara a diversas provincias donde la problemática general se complementa con casos particulares desde marcos cotidianos. El interrogante que abre la película sobre las dificultades para adoptar (“Yo pregunto para quién, si para el padre o para el hijo”, dice Laura, una de las protagonistas, emblema de esta lucha) marca el punto de partida de un film más bien expositivo que mucho le debe a la televisión y poco al cine. Su escasa duración y la pereza con respecto a la utilización de archivos, lo coloca al lado de esos especiales recurrentes en la pantalla chica, donde los personajes involucrados y/o consultados explican a cámara como si de clases se trataran. En este sentido, el espacio de enunciación se vincula más con un aula que con una sala cinematográfica.
Más allá de ello, si uno se atiene únicamente a su faceta argumentativa, también caben reparos con respecto a la intervención de las voces testimoniales. Se supone que en un tema debatido, hay un mosaico de versiones dialécticas que confrontan. Una de las razones más utilizadas en el documental apunta contra la responsabilidad del Poder Judicial, sin embargo, no hay palabras que ejerzan un punto de vista perteneciente a dicha institución y que marquen una posición al respecto. Lo mismo sucede con otros temas, lo que provoca la presencia de una mirada tuerta en el análisis.
También se puede objetar la puesta en escena que enmarca las declaraciones, signada por la recurrente presencia de signos, como los continuos cortes que interrumpen el clima de aquellas escenas donde la intimidad gana terreno y frena los fragmentos verbales más interesantes. El resultado general queda relegado a una investigación filmada. En ese proceso formal modesto se salva solamente el reclamo. “Hay necesidad de que se hable de esto” dice otra de las protagonistas. Para ese objetivo, la película está presente y la causa que la impulsa es noble, pero el cine le queda muy grande.