Sin sangre ni elegancia
Ellos te están esperando, de Bo Mikkelsen, encara el género de zombies con frialdad nórdica y nos hace extrañar un poco de tripas.
Los avatares de la distribución cinematográfica y las fiestas de Navidad y Año Nuevo que este año para colmo caen en fin de semana, hacen que se estrene la resaca y entre esa resaca suele haber películas de terror ignotas y pequeñas que siempre pueden hacer un papel digno en la taquilla. Vamos a ver una de zombies, qué mejor plan.
El subgénero de zombies es el único que nació en el Nuevo Mundo. A diferencia de los vampiros, los hombres lobo o el golem al estilo del monstruo de Frankenstein, todos provenientes del folklore europeo, los zombies provienen de Haití y el zombie cinematográfico como lo conocemos hoy, de la película fundacional de George Romero de 1968, La noche de los muertos vivientes. Por eso no es tan usual ver una película de zombies danesa como Ellos te están esperando, de Bo Mikkelsen.
La película de Mikkelsen apuesta más a la tensión que se va construyendo a medida que un virus afecta a los habitantes de un barrio residencial y a la manera de lidiar con la epidemia que tiene el Gobierno. Es decir: prioriza el conflicto entre humanos, que siempre es uno de los tópicos del género. Ante el apocalipsis inminente y el sálvese quien pueda, muchas veces el enemigo no es el monstruo o, mejor dicho, el monstruo no es el zombie.
Para ponerlo en términos que los seguidores del género seguramente entiendan: Ellos te están esperando tiene menos de The Walking Dead que de su spin-off Fear the Walking Dead, y los zombies y el gore y las tripas quedan para los últimos minutos. Es una elección válida como cualquier otra, pero al bloodfest morboso que tanto nos gusta, Mikkelsen no opone demasiada elegancia tampoco. No estamos hablando, por decirlo de alguna manera, de un Let the Right One In de zombies (ya sé que una es sueca y la otra es danesa; agrupémoslas bajo la conveniente etiqueta de “nórdicas”) sino de una película que sin ser tan de terror tampoco termina de convencer con sus alegorías al fascismo y a la sociedad salvaje.
El 12 de enero se va a estrenar otra película de zombies de una cinematografía no usual: se trata de Invasión zombie, el título que le van a poner acá a Train to Busan, del surcoreano Yeon Sang-ho, que debutó este año en la sección nocturna de Cannes. No me quiero adelantar -hablaré de ella cuando llegue el momento- pero resulta difícil ver con ojos complacientes a la película del pobre Mikkelsen después de que la coreana nos muestre que la crítica social puede venir acompañada de escenas frenéticas e imaginativas y de diversión y chorros de sangre.