Sonja (Marie Hammer Boda) llega junto a su familia a un nuevo vecindario, en Sorgenfri, de casas bajas con césped prolijo y gente que se trata de un modo apacible. Gustav –Benjamin Engell como el hijo más grande de los Johansson- omnubilado por la belleza de la joven, se encarga de darle la bienvenida. Mientras tanto su hermanita menor juega con su conejo y mira todo lo que la televisión le ofrece.
El clima cálido y natural, con sonrisas y tranquilidad da un giro rotundo cuando una anciana llega hasta una fiesta vecinal pidiendo ayuda urgente: su esposo dejó de respirar y se ha puesto azul. Cuando Dino Johansson (Troels Lyby) llega hasta su domicilio, el sillón está vacío y nadie sabe que sucedió con el hombre. Simplemente desapareció.
En los noticieros, el alerta sobre una fuerte gripe comienza a correr, pero los pobladores no le dan demasiada importancia hasta que los primeros muertos aparecen y la ciudad queda en cuarentena.
Las sirenas pronto se hacen oír, igual que los tiros. Los gobernantes no hablan y los noticieros desinforman. ¿Qué es lo que ocurre? nadie está del todo seguro de eso, sólo saben que si salen de sus hogares -los cuales están cubiertos con una especie de bolsas de residuos gigantes negras que no les deja mirar el exterior- todo puede empeorar.