El editor danés Bo Mikkelsen debuta como director de ficción con la película “Ellos te están esperando” (Dinamarca, 2015) una propuesta de género que recupera el espíritu de las primeras películas de George Romero en los que la posibilidad de una invasión de zombies o afectados por algún tipo de virus se transforman rápidamente en una amenaza para la humanidad.
La vuelta de tuerca que le ha encontrado Mikkelsen para poder recuperar para la cinematografía de su país este tipo de relatos, es el poder trabajar desde la óptica de aquellos amenazados y además potenciar la mirada sobre el gobierno y los mecanismos que manejará para controlar la “plaga”.
Una familia, encabezada por Dino (el experimentado actor Troels Liby) verá cómo rápidamente su idílica situación familiar se verá modificada ante un alerta que habla de personas que actúan de manera extraña y la inminente propagación de un virus.
La habilidad del director será, no sólo la de representar a los “infectados” por el virus de una manera similar a la que se lo ha hecho hasta ahora, sino que su virtud radicará en poder sumar al conflicto situaciones que desencadenarán la acción generando el placer de género.
A saber, un vecino, aparentemente infectado, verá cómo su pareja lo acusa de ser uno de los “enfermos” por lo que el gobierno termina poniendo en cuarentena la vivienda imposibilitándoles el contacto con el exterior. El hijo mayor del protagonista vivirá un incipiente romance con su vecina, en medio del apocalipsis que se comienza a generar, por lo que ese “romance” además, terminará por convertirse en un símbolo de la resistencia ante los embates del gobierno y también como una lucha en medio del horror.
Pero además Mikkelsen ofrece una lectura política que subyace en cada intervención que menciona sobre el ejército, funcionarios, revistiéndolos de una patética capa que potencia cada decisión arbitraria que toman sobre la población.
“Ellos te están esperando” podría haber sido una película más de zombies, pero avanza a paso seguro, más allá de las convenciones del género, con una estructura clásica que refuerza el sentido de su propuesta en el contraste adentro/afuera.
El adentro, “supuestamente”, será el espacio para la contención, la organización, la asepsia, el lugar en donde nada malo puede pasar, mientras que el afuera tendrá la función de exponer a los protagonistas no sólo ante la amenaza sino ante las miserias más profundas.
Entre los dos lugares Mikkelsen va desarrollando una sinergia, que no sólo refuerza el sentido de pertenencia al género, con estereotipos y lugares comunes, sino que va avanzando en tópicos que tradicionalmente se ubicarían en filmes más dramáticos que de terror.
Lograda en cuanto al guion, con algunos baches en cuanto a su nivel de compromiso con el género, principalmente cuando la mirada política fagocita la acción, Mikkelsen logra en su debut como realizador un filme que habla más del terror generado por los propios hombres y no tanto por las amenazas que buscan trastocar sus cimientos.