Bailar por siempre
Elsa y su ballet (2012) es un documental que muestra a una mujer de 88 años dirigiendo al Ballet 40/90, un grupo amateur de danza teatro integrado por bailarinas de entre 47 y 81 años. Una película que plantea un ejemplo de lo que la voluntad y el amor son capaces.
Una película con escenas insospechadas y desopilantes que dan cuenta de lo irracional que puede ser la pasión y el compromiso con el arte. Mujeres que intentan, ensayan y se exponen. Que se visten y se peinan sin prejuicios. Que muestran sus cuerpos maduros desplegando sensualidad y encanto. Que se ríen de sí mismas y hacen reír a los demás. Ensayando en un bar, en los pasillos de un teatro o en el escenario siempre son tozudas e insistentes hasta que logran el deseado cometido de realizar una temporada de cuatro meses en un teatro cercano a la calle Corrientes. Entonces salen a escena bajo la indicación de "Divertirse sin descuidar los pasos".
Elsa lo es todo. Directora, coreógrafa, madre, crítica voraz pero también fuente inspiradora de sus dirigidas. Con una vitalidad envidiable, bastón en mano y a veces el cuerpo alicaído, Elsa es la protagonista a través de cuya mirada y observaciones Darío Doria muestra el largo proceso de poner en escena un espectáculo.
Cinematográficamente hablando Elsa y su ballet es un documental de tipo observacional. Una cámara invisible que sigue de cerca a su protagonista y a través de su andar introduce espacios escenográficos a la par que momentos de inmensa intimidad (como cuando Elsa corrige los bocetos de vestuario, o anda en busca de su bastón perdido).
En ese sentido el director demuestra su pretensión de conmover al espectador, sin descuidar en otras escenas la necesidad de divertirlo e interpelarlo para que se levante de la butaca y empiece a bailar.