Buscando la manera de monetizar cualquier cosa que parece tener algo de popularidad, a alguien se le ocurrió hacer una película sobre emojis. Pues bien, nada tenemos contra el hecho de intentar un film sobre iconitos. Pero si no hay una idea detrás que lo sostenga, es lo mismo que la nada. Aquí, de todos modos, la idea está: hacer un mango. Y aparece un esquema parecido a “Intensa Mente” (dentro del celular en lugar de dentro de un cerebro), cosas que parecen provenir de la excelente “Ralph, el demoledor”, chistes de pis y caca porque llenan, entre otras cosas. El resultado es de una mediocridad tanto cómica como creativa que llevan a preguntarnos si el sistema de “hagamos algo con esto ya mismo” y rejuntar lo ya probado no está haciendo agua definitivamente. Creemos que sí, y que esta película muestra el estado “fondo de olla” de cierto cine de gran espectáculo.