No te preocupes Genndy Tartakovsky, el film es amarillo porque apesta a zorrillo.
Gen, el emoji de múltiples expresión, sale de Textopolis (lugar donde las caritas de texto conviven) para volverse normal con la ayuda de su compañero Hi5, pero las cosas se salen de control cuando el dueño del celular decide hacer una cita para borrar todo el contenido dentro de ella y con ello peligra la existencia de los protagonistas.
The Emoji Movie es una de las historias más desagradables en la animación. Pensemos en algunos puntos sobre ello.
Buscando algo de originalidad. En la vigésima temporada de South Park podemos ver como uno de los personajes resuelve el caso de la búsqueda de un troll de internet utilizando a los emojis como identificador, algo así como una huella digital, para descubrir al internauta. La idea es ingeniosa, jocosa y divertida. Matt Stone y Trey Parker se las arreglan continuamente para insertar críticas sociales delirantes en su show.
Justamente es todo lo contrario con la trama de este film.
Robando conceptos de "Ralph, el demoledor " donde se saltean mundo virtuales, conceptos de "Intensamente" donde se juega lo que está dentro del móvil y lo que pasa con el adolescente en el mundo externo. La obra toma “prestado” todas esta ideas para recrear una sociedad estúpida, molesta y sin tensión alguna. El protagonista, Gen, está destinado a resolver su fallas y va pasando por todas las app del celular para encontrar a alguna solución a este pseudo malestar.
Publicidad al palo. Un poco de Facebook por aquí, otro poco de Spotify, un poco de Instagram y algo de juegos de celular es como se va inflando la película para lograr meter sus “mundos” y crear de esta forma una de las obras más publicitarias por haber. En cada app, se destaca por proveer servicio de modo lineal. En ellas se emplea de tal forma que parece un largometraje dentro de un comercial. Y la participación de Twitter como pajarito mágico es una de las más estúpidas que verán en la pantalla grande.
No apta para niños. Sony piensa que los chicos entenderán todos los chistes sobre internet solo porque se la pasan la mayor parte de su tiempo con los celulares. Ni siquiera los adolescentes podrán captar todas las indulgentes bromas hechas por un licenciado en marketing que se empeña con todas las fuerza hacer funcionar un guion sin carisma y coherencia. El actor Michael Fassbender confesó, cuando hizo Macbeth, que “Shakespeare es complicado, pero fue más duro hacer de Jobs. ¡Tuve que aprender tantas palabras..!”. Imagínense para el público general que no solo tendrá que identificarlas sino tolerarlas burdamente.
Cara contradictoria. Todos los personajes no ayudan a desarrollar la trama, pero el emoji femenino, traducido acá como Lady Hacker (Jailbreak en inglés), es una representación misma de las contradicciones que contiene todo el film. Es en principio una chica que quiere alejarse de todo para no ser una clásica mujer que se conforma con un mundo de princesas. Su camino será entre la hipocresía y el absurdo para poder taparlo al final y que no queden clavos sueltos. Impensado.
Copy paste. Son emojis, sin nada más que decir. No se empeñaron en dejarles alguna marca, en recrear un cambio en la fotografía, en descartar diferencias. Todo es igual, una estantería estética sin nada especial. El diseño es básico para poder vender lo mayor cantidad posible, al igual que un minions.
Problemas adolescentes. Según esta propuesta, la pubertad es la etapa de la estupidez; sino no se explica porque los personajes que no son emojis son tan necios. Los chistes y las dificultades que se desarrollan en el colegio son lo más decadente del todo el film.
El adolescente, quien contiene a Gen en su dispositivo, no tiene agallas para hablarle cara a cara a una de sus compañeras (quien está, literalmente, a metros suyos). Pero a pesar de esto, sí tiene valor para llamar a la compañía de su celular para que le hagan un arreglo porque estos fallos le generan bullying en la escuela. Sí, un móvil que suena en medio de clase provoca acoso escolar...
Pero su inconveniente amoroso, al final, se soluciona al final con uno de los desenlaces más trillados de la animación en 3D.
Sin voz para nadie. El doblaje es totalmente mexicano, y a excepción del emoji de popo que es realizado por el argentino Darío Barassi (en la versión original lo realiza Patrick Steward) para darle un toque de refinado; no tiene fluidez con el juego de palabra que puede tener en su versión original.
Sin embargo, no importa en este caso, no imagino a T. J. Miller arreglando el guion solamente con su voz.
Adiós Popeye. Sony canceló la versión 3D del marinero animado más famoso a cargo de Genndy Tartakovsky para financiar esta película. El creador de Samurai Jack dijo que ya no seguirá con el proyecto que recibió la negativa de la compañía. A pesar de esto, antes del largometraje podremos ver el corto “Puppy” realizado por el dibujante antes nombrado.
Sirviendo como promoción para la tercera parte de Hotel Transilvania, la animación reluce honestidad, simpatía y risas. Atributos que la posterior proyección no logra ni de cerca brindarnos.