Tal vez así sean el cine y la vida por venir; un relato quebrado condenado a la desconexión eterna cuya cifra es el fragmento, el pedazo de una totalidad inabarcable, imposible de conocer. Para ese momento, quién sabe cuantos “pos” se le habrán sumado a “modernidad”. Lo único seguro es que la vida puede llegar a ser una sucesión de escenas e inserts sin marcas evidentes de un pasado en continuum. Iraqui Short Films, la película anterior de Mauro Andrizzi, también hablaba de la memoria colectiva y ensayaba caminos para su posible desmonte: los videos de baja calidad obtenidos de internet, muchos de ellos intervenidos y alterados, constituían un mosaico audiovisual que le escapaba al comentario político fácil para adentrarse en los terrenos de la producción de imágenes y su extrañamiento. Esta vez, con En el futuro, el director filma sus propias imágenes y logra una película intrigante, que descoloca por el vértigo que genera, tan lejana y cercana a la vez. A una larga secuencia de besos mostrados desde ángulos múltiples y explotados en toda su sonoridad le siguen escenas en las que se relatan una serie de llamados por teléfono equivocados, un amor trunco que da paso a otro impensado, o el racconto que se escucha desde el off sobre recorrido misterioso de una foto íntima amateur por todo el mundo (mientras que la película le otorga el protagonismo durante largo tiempo a fotografías del mismo género). Tal vez el aturdimiento que produce En el futuro sea el de un cine adelantado que trae huellas de otra época, de un tiempo por venir que intuimos pero que todavía no alcanzamos a vislumbrar del todo.