Hoy por fin se estrenó “EN LA MIRA”, una nueva súper producción que pone al cine nacional como protagonista. Está dirigida por Ricardo Hornos y Carlos Gil, y tiene un elenco encabezado por Nicolás Francella, Emilia Attias y Gabriel Goity.
La historia cuenta cómo Axel (Nicolás Francella), a pesar de los obstáculos cotidianos de Buenos Aires, es un hombre carismático y se mantiene fresco, incluso durante su trabajo como personal de atención al cliente en un call center. Un día como cualquiera, luego de saludar a su dulce pareja, con quien está próximo a casarse, y un ardiente intercambio por mensaje con su amante, se vuelve testigo de una extraña situación: un cliente llama y le dice algo que cambiará su perspectiva; éste tiene el poder de arruinarle la vida. ¿Cómo saldrá Axel de esta situación? ¿Cuáles serán sus consecuencias?
Esta película sabe jugar con nuestras emociones. Usa todos los recursos a su alcance para mantener un ritmo de relajación y tensión constante. La dirección, el montaje y el storytelling trabajan en conjunto para tener al espectador al borde de su asiento. En una charla durante la función de prensa, los directores mencionaron su afinidad por el estilo de directores como Tarantino, en donde el film es mucho más que solo la suma de sus partes, y eso es notorio.
Hablemos de un tema muy importante: ¿Qué onda “el hijo de Francella”? Carismático, seductor y habilidoso, no lo habíamos visto como protagonista aún, sino, por ejemplo, como villano en “El Cuento de las Comadrejas” (2019). Muchas veces, el peso de un apellido y las expectativas construidas alrededor sobrepasan y abruman a un artista en desarrollo, nunca a la altura de sus progenitores. Esto no sucede con Nicolás, que se desenvuelve excelentemente, de manera aún más elegante que su padre, Guillermo, a su edad.
El elenco, en general, trabaja adecuadamente. Hay diálogos que son un poco extra-dramáticos, por encima del tono de cada personaje, pero esto ayuda a brindarle algún trasfondo a una historia que, más allá de contar con una excelente visión cinematográfica, carece de profundidad. La motivación de algunos personajes no alcanza para explicar su comportamiento extremo, y los giros de la trama no son lo suficientemente grandes o notorios como para justificar una premisa que creemos durante casi toda la película.
A nivel técnico, o sea, fotografía, sonido, arte, edición, música, está película la rompe. Nada está puesto al azar ni con desgano. Si hay algo que felicitar, es al personal desde detrás de las cámaras, que nunca reciben suficiente reconocimiento.
Este es el nivel de cine nacional que merecemos, aunque sí, estaría bueno darle una vuelta de rosca a la profundidad con que se tratan las historias. Este fin de semana vayan a ver “En La Mira”, que no se van a arrepentir. ¡Aguante el cine argentino!
Por Carole Sang