Un guion que no deja piezas sueltas
Dirigida por Carlos Gil y Ricardo Hornos, y con guion del último junto a Adrián Garelik, En la mira es una película directa y no deja momentos sueltos en su estructura.
Pocas cosas pueden ir en contra del ritmo cinematográfico como una película que vaya en sentido contrario a su propio orden temporal. Y no se trata (en general) de la historia en sí, es decir, de lo que implica. Puede ser un drama melancólico o romántico.
En este caso se trata de un thriller y es lo que le sienta mejor a la cuestión de la velocidad que describo. Erróneamente asociada al concepto de entretenimiento vacío, tal planteo narrativo suele ser poco valorado, asociado con un nivel menor en los peldaños de la producción cinematográfica, al menos y ocasionalmente en lo que tiene que ver con la mirada local.
Carlos Gil, Ricardo Hornos y Nicolás Francella en un alto del rodaje de En la mira. Foto proporcionada por Carlos Gil.
Un elenco cuidadosamente escogido, empata perfectamente con un guion milimétrico que no deja piezas sueltas; salvo, claro, las que el espectador irá develando con el transcurso de los minutos. Minutos que no se inflan para estadística de duración. Solamente son lo justo y necesario para una trama práctica y efectiva. En su primer protagónico Nicolás Francella tiene un desempeño excelente y acompaña las necesidades del personaje, sobre el que recae el conflicto y la acción inicial; y luego, en cada uno de los roles, Maxi De La Cruz, Emilia Attias, Gabriel Goity y Paulina Reca como secundarios de relevancia, junto al resto del elenco participante (entre los que se encuentran Mariano Prince y Gal Groisman), completan una elección perfecta para un film que sin duda cumple con las expectativas.