Ricardo Hornos y Carlos Gil se lanzan a la dirección cinematográfica luego de una vasta tarea en labores de producción. Con guión firmado en coautoría junto a Adrián Garelik (“Vino para Robar”), esta coproducción argentina-uruguaya representa el primer protagónico de Nicolás Francella en la piel del joven Axel Brigante, empleado de un call center y cuya integridad física y psicológica se encuentra a merced de un cliente desquiciado (Puma Goity) quien cobra la forma de vengador anónimo en las sombras, sin atisbos de humanidad alguna. El hombre común y corriente en apuros cumple la máxima esperada. Angustiante, aunque no despojada de excesivas vueltas de tuerca enmarañados en el cliché habitual, “En la Mira” focaliza un relato que representa una auténtica lucha contra el tiempo. Relojes analógicos y digitales agilizan esta odisea que surca la vida metropolitana bonaerense. La velocidad casi nunca aminora, la tensión de sostiene y el calvario resiente su verosímil, la dupla de directores elige la inclusión de flashbacks que explican más de lo necesario. La profundidad reflexiva buscada apenas araña la superficie, a la hora de otorgar un mensaje moral acerca de un sistema perverso que enfrenta a víctimas con victimarios. La extenuación mental y el sometimiento infligido a partir de una llamada telefónica rastrea dos antecedentes en el ámbito audiovisual. Quizás, venga primero a la memoria el film “Enlace Mortal” (“Phone Booth”, 2002), dirigido por Joel Schumacher. Sin embargo, podemos vislumbrar llamativas similitudes narrativas con un capítulo específico (“Bajas”) de la serie “Encerrados”, de Benjamín Ávila, estrenada en 2018 y protagonizado por Martín Slipak.