Muchos fueron los festejos que se dieron en el marco del festejo por el Bicentenario de la Revolución de Mayo. En variados ámbitos, formatos y locaciones. No solamente ese descomunal desfile de varios días en la plaza frente a la Casa Rosada. Quizás uno de los más significativos, y que debió contar con una mayor difusión fue el proyecto Argentina Canta por la Paz.
Enorme reunión de chicos de distintas procedencias formando un coro de 1810 integrantes para entonar canciones relacionadas con la búsqueda de la unión y por ende la paz definitiva. El realizador Alexis Roitman documentó el proceso de creación de este coro multitudinario, y el resultado es un bellísimo canto a la armonía titulado Ensayo de una Nación.
Roitman apuesta a una suerte de minimalismo, no hay grandilocuencia, no hay superioridad de la forma por sobre el contenido. Técnicamente estamos frente a un documental formal, de cámara posada dejando que las cosas fluyan por sí. Y en ese aspecto gana, porque lo expuesto no necesita de adornos. La iniciativa muestra a los líderes del grupo coordinando todo, tomando las decisiones difíciles, logrando que nada se les escape de las manos y ultimando los detalles para que todo salga perfecto.
Argentina Canta por la Paz consiste en un gran número musical, con canto y baile, varios artistas involucrados acompañando el evento, y como figura principal estos chicos, todos del quinto grado escolar, pero de disímiles puntos de nuestro país; y esto es lo que expone en primer plano el documental. Los hay de escuelas privadas y escuelas públicas, de clases más acomodadas y de pueblos y barrios carenciadas, de distintas razas, de diferentes orígenes. Pero todos se involucran en una masa en el que las diferencias desaparecen y no importa brillar por individual sino crear lo mejor para el conjunto.
Sí, alguno puede decir que Ensayo de una Nación es un documental institucional, y no se equivocaría, pero estaría yendo por el camino contrario a lo que quiere dar por mensaje este film. No importa su procedencia, importa lo expuesto, el logro de ese evento único y ojalá que no irrepetible. Estos chicos crean un micromundo, esa es la idea principal, como esos simulacros de las reuniones de ONU que se hacen entre los colegios.
Si estos chicos pueden hacerlo ¿por qué no podemos hacerlo nosotros? Como si fuese una suerte de botón de muestra del potencial que tenemos como país. De un lado y del otro se necesita olvidar las diferencias y unirse para tirar por un mismo lado… ya lo decía nuestra obra cumbre el Martín Fierro “…Los hermanos sean unidos porque ésa es la ley primera; tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de ajuera…