En muy pocas ocasiones tenemos la posibilidad de ver un documental tan bien narrado y realizado, donde los directores logran reunir 1800 niños de clases sociales, religiones y colegios, como así también maestros, músicos y cantantes, para ser parte de los festejos del Bicentenario nacional llevados a cabo en 2010. Contiene momentos de mucha emoción, estupenda su fotografía, bellas canciones y el nerviosismo del evento. Termina siendo un deleite para la mirada, el corazón y los oídos.