Planteo subliminal denso y reflexivo sobre la fe y sus limites
“La fe y la pasión” se refiere a una joven novicia obsesionada por la fe hasta llegar a un castigarse sin limites.
La narración sigue el proceso de una joven, de origen burgués católico, recluida en un convento. Se pasea por los jardines desabrigada, no come, debilitada, muy delgada, su alimento se lo arroja a los pájaros, y nunca se separa de un rosario. Incondicional en su amor a Dios, con quien dice dialogar, aguarda el momento de convertirse en monja. Por sus extrañas actitudes la Madre Superiora se ve obligada a expulsarla, por lo que retorna al seno familiar.
Consecuentemente, vuelve a ser la joven parisina Celine, hija de un ministro francés, con padres ausentes, habitando en la mansión de su familia, lugar tan sombrío como el convento. En una de sus incursiones por el pueblo conoce a dos jóvenes palestinos, uno de ellos fanático religioso como ella, pero de creencias en principio muy distintas. Yessine comienza a ejercer influencia sobre Celine, desde su posición fundamentalista, a punto tal de resolver huir con ellos hacia Medio Oriente, donde, sin perder sus convicciones, integra un grupo terrorista participando de un violento atentado, forma diferente en la búsqueda de la redención, y también, según su apreciación, servir a Dios aún desde el extremismo.
El relato implica un desarrollo lineal y dramático, que en su análisis afloran momentos de ingenuidad, agresividad, sexualidad, además de un misticismo que de inocencia pasa a ser fanatismo.
Es una historia sencilla, no exenta de cierta poesía, a la vez que compleja y reflexiva, muy bien desarrollada en el guión y realizada con delicadeza en el relato y densidad expositiva por parte de un realizador, quien hace pesar la atmósfera reinante y el planteo psicológico de los personajes. Julie Sokolowski cumple una excelente labor, su rostro es tan expresivo que aporta toques justos a Celine, poniendo de relieve sus padecimientos, su vida confusa y vacía volcada ciegamente en la fe católica,
La puesta en escena, la fotografía de Yves Capes y la música gravitan en el ánimo del espectador trasmitiéndole las fuerzas entremezcladas del bien y del mal.
Obra sumamente densa e interesante respecto de la cual cada cinéfilo llegará a las conclusiones, conforme su lectura e interpretación de los hechos y las situaciones propuesta por sus responsables.