Esta película fue filmada por el Departamento de Educación de la Universidad Nacional de Lujan, que se propuso darle voz a los docentes, padres, alumnos que sufrieron la explosión de la escuela 49 Nicolás Avellaneda de Moreno, donde murieron la vicedirectora Sandra Calamano y el auxiliar Rubén Rodríguez. Y como se organizaron las protestas durante seis meses sin clases, con un debate y testimonios de lo que paso, las circunstancias del lugar y los métodos de resistencia. La universidad decidió documentar lo ocurrido desde el mismo día de la explosión pensando en un cortometraje en un principio, que termino en este largo documental sobre las 230 escuelas y los 80.000 estudiantes que no tuvieron clases, durante ese periodo de lucha. Con la dirección de Juan Mascaró, un cine político, urgente, que se conoce a un año de lo ocurrido.
Que las Cámaras No Se Apaguen. Crítica de «Escuela Bomba, dolor y lucha en Moreno» de Juan Mascaró.Que las Cámaras No Se Apaguen. Crítica de «Escuela Bomba, dolor y lucha en Moreno» de Juan Mascaró. Censurada dos días antes de su estreno, se proyectó en las afueras del Cine Gaumont la película que muestra la desidia del Estado y reivindica la lucha de la comunidad educativa, atacada y perseguida durante los últimos años. Por Bruno Calabrese. Hace solo un año, en la madrugada del 2 de agosto de 2018, fuimos sorprendidos por una triste noticia. Sandra Calamano y Ruben Rodriguez, Vicedirectora y auxiliar, respectivamente, fallecían por la explosión de una garrafa en la Escuela Nro 49 de Moreno. Las primeras noticias que llegaban era que había sido por un escape de gas. Desde distintos medios que cubrían la noticia comenzaron a tejer varias teorías: que había quedado una perilla de la cocina abierta, que había una perdida y que no se reparó correctamente, todas con un solo fin: confundir a la teleaudiencia y deslindar de responsabilidades al Estado Provincial, a cargo de María Eugenia Vidal. El documental pone sobre la mesa la problemática de las escuelas en materia de infraestructura en la provincia de Buenos Aires. Hace un recorrido histórico los cambios que ha sufrido la educación provincial a través de los años, que hizo que se llegara al estado actual y se profundizó en los últimos años con el ajuste económico en educación impulsado por las autoridades. En el medio, la reivindicación al rol de los docentes, tan atacados y vapuleados, que día día se preocupan por los estudiantes, no solo en cuestiones pedagógicas sino sociales y de salud. Justamente, Sandra y Ruben murieron mientras preparaban el desayuno para los alumnos que estaban por asistir a clases. El director apela a testimonios de vecinos y padres de alumnos del Barrio San Carlos donde se encuentra la escuela N° 49. Cuentan como vivieron la tragedia, quienes eran Sandra y Ruben, su compromiso y solidaridad con los niños, la pasión con la que llevaban a cabo su tarea en la escuela. Mientras los docentes denuncian como el Consejo Escolar de Moreno, intervenido por el gobierno provincial por denuncias de corrupción, no atendió las advertencias sobre los problemas en las escuelas, no solo en el establecimiento donde sucedió la tragedia. Muestra la lucha de la comunidad educativa de Moreno que, a un año de la muerte de dos personas imprescindibles, sigue reclamando justicia y denuncia las que las falencias aún existen en el distrito del conurbano. «Escuela Bomba» es una voz que se intentó callar. Reivindica la labor de la comunidad educativa en la sociedad y la importancia de defender la Educación Pública y gratuita. Una voz que muestra los problemas que viven diariamente los docentes y estudiantes que asisten a esos establecimientos, por la desidía de un Estado provincial que intenta ocultar los problemas en complicidad con algunos medios que borraron rápidamente el tema de la agenda mediática. A la vez que visibiliza como las consecuencias de la desinversión en infraestructura en las escuelas provinciales se acrecienta día a día, por un gobierno que solo se preocupa porque los números cierren de cualquier manera, poniendo en peligro la vida de todos los que asisten a diario a los establecimientos educativos. Puntaje: 80/100
Probablemente lleve tiempo determinar el protagonismo histórico que los estudiosos del proceso de desmantelamiento del sistema de educación pública en la Argentina terminen adjudicándoles a la explosión en la Escuela N° 49 Nicolás Avellaneda de Moreno y a sus víctimas fatales, la vicedirectora Sandra Calamano y el auxiliar Rubén Rodríguez. Pero el documental que el Departamento de Educación de la Universidad Nacional de Luján y el realizador Juan Mascaró produjeron en menos de un año ofrece datos suficientes para pensar que ese siniestro evitable es tan significativo como la represión desatada en abril de 2017 contra los docentes que intentaron instalar una “escuela itinerante” frente al Congreso de la Nación, como el asesinato del maestro neuquino Carlos Fuentealba diez años antes, como el emplazamiento de la Carpa Blanca frente al mismo Parlamento nacional entre 1997 y 1999, como el escándalo de la escuela shopping en 1991. Escuela Bomba: dolor y lucha en Moreno se titula este largometraje que aborda el estallido del 2 de agosto de 2018 desde dos perspectivas: en tanto motor que reactivó la movilización popular en defensa de la educación pública; en tanto punta de un iceberg que crece y avanza en nuestro país hace 49 años por lo menos (según la entrevistada María Rosa Misuraca, profesora de la Política Educacional en la UNLu, en 1970 comenzó la conversión sistemática de establecimientos primarios nacionales en provinciales, sin el financiamiento acorde). A diferencia de la cobertura mediática que replica al comienzo del film, Mascaró evita la definición de Tragedia. En cambio, expone circunstancias de corta y larga data que configuran la muerte de Calamano y Rodríguez en el marco, no de un accidente, sino de un crimen de Estado. Mabel Zurita, esposa del auxiliar asesinado y maestra en otra escuela pública de Moreno, encabeza la lista de entrevistados, donde también figuran un ex director, docentes, padres, una secretaria de la Escuela Nº 49, maestros que ejercen en otros establecimientos situados en la misma localidad bonaerense, miembros del Departamento de Educación de la UNLu, un integrante del Taller de Estudios Laborales. El Estado aparece representado a partir de recortes televisivos de un anuncio oficial de Carlos Menem durante su primer mandato presidencial, de una charla ofrecida por Esteban Bullrich mientras condujo el Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o de la Nación, de un acto oficial de Daniel Scioli mientras gobernó la Provincia de Buenos Aires, de una acto oficial del actual Primer Mandatario Mauricio Macri y de la actual gobernadora María Eugenia Vidal. Además de repasar los antecedentes históricos que invalidan la reducción de la explosión a una desgracia aislada, y de documentar las iniciativas que personal docente y no docente, padres, alumnos, vecinos de la Nicolás Avellaneda llevan adelante para denunciar el desmantelamiento de la educación pública y reclamar justicia en nombre de Sandra y Rubén, Mascaró da cuenta de una tendencia imputable a la alianza gubernamental Cambiemos: el aumento de intervenciones punitivas, algunas de corte mafioso, contra los maestros que participan de asambleas, marchas, ollas populares y demás manifestaciones de resistencia popular. En este presente adverso, la tarea de reconstrucción excede las reparaciones edilicias que el también co-autor de Bazán Frías, elogio del crimen registra cámara en mano, con la misma atención que les presta a las distintas instancias de reencuentro entre integrantes de la comunidad escolar en Moreno. La articulación de uno y otro material ilustra la envergadura del desafío que enfrentamos los argentinos convencidos de que la educación formal es responsabilidad de todo Estado respetuoso de los derechos de sus ciudadanos. A través de Escuela Bomba…, Mascaró renueva su compromiso con el cine que el siempre vigente Fernando Birri reivindicó 57 años atrás en su Manifiesto de Santa Fe: aquél que “muestra las cosas como son, irrefutablemente, y no como quieren hacernos creer –de buena o mala fe– que son”, ese mismo cine que además afirma los “valores del pueblo, sus reservas de fuerzas, sus trabajos, sus alegrías, sus luchas, sus sueños”.
Película que desnuda las falencias que el sistema educativo viene arrastrando hace años y que a partir de una tragedia, la bomba a la que alude el título, es sólo el punto de partida para reflexionar sobre una necesidad que trasciende voluntades individuales.
Documental sobre la explosión en la Escuela Nº 49 Nicolás Avellaneda de Moreno y la lucha que generó esta tragedia que costó la vida de dos personas que trabajaban allí. Hecha de manera urgente, como respuesta casi instantánea y con afán combativo, la película tiene el valor que querer cambiar una situación terrible y a la vez hacer una reflexión sobre el sistema educativo. Su mediocridad cinematográfica se ve seriamente empeorada al caer en un panfleto sin ética, que por momentos es preciso y riguroso para luego hacer la vista gorda y esconder información a los espectadores. Es una pena que una causa justa se vea arruinada porque los realizadores tengan una agenda política que demuestra que más que interés por las víctimas tienen un fin político para defender los espacios políticos donde militan varios de los que dan testimonio. Como sea, una tragedia así no debe volver a pasar, no importa la bandera política de los realizadores. La película cierra, aunque no quiera, admitiendo que la escuela fue restaurada, recuperada reinaugurada. No les gustó que un gobierno les dé la respuesta que no le dieron los anteriores. Todavía hay mucho por hacer, y está bien que la película, recuperando su honestidad parcial, cierre pidiendo que se avance en esa dirección.
Imágenes y audio comentarios de noticieros televisivos abren este documental dirigido por Juan Mascaró, producido por el Departamento de Educación de la Universidad de Lujan. A través de estos archivos, el realizador decide mostrar el impacto mediático que alcanzó la explosión de la Escuela N°49 Nicolás Avellaneda de Moreno, y recuperar los primeros testimonios de los vecinos de la zona. Mediante nuevas entrevistas, el film suma los relatos de otros residentes del barrio, docentes, directivos e investigadores, que profundizan sobre este hecho que tuvo como consecuencia las muertes de Sandra Calamano y Rubén Rodríguez. Nos enteramos del desinterés, y por ende de la negligencia, en el accionar del Estado y puntualmente del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, al que se le había reclamado por la refacción de la instalación de gas del establecimiento, y no dio respuesta alguna. Teniendo en cuenta estas condiciones de desamparo, los colegas de Sandra y Rubén sostienen con firmeza que sus muertes no fueron un accidente, sino asesinato por desidia.
Finalmente se podrá ver todos los lunes a las 20 hs en el Centro Cultural de Cooperación esta película, dirigida por Juan Mascaró y producida por la Universidad de Luján, que viene precedida por una negativa del INCAA para exhibirse en la sala Gaumont, que este organismo gestiona y que alberga películas de producción nacional más algunos (cada vez menos) festivales y muestras. Como Escuela bomba, no fue producida por el Instituto de Cine el INCAA consideró a ultimo momento que no tenia prioridad frente al resto de estrenos que sí cuentan con el apoyo estatal. - Publicidad - Si ya de por sí es polémica la restricción de estreno en la sala oficial de películas por fuera de ese circuito de subsidios más problemático aún es si se considera que Escuela bomba es literalmente una bomba para la gestión de la educación pública del estado provincial de este gobierno. Es fácil asociar un hecho con el otro y hablar de censura, ante una película realmente inconveniente en el contexto previo de las elecciones PASO que tendrán lugar en el país. Escuela bomba detalla con ajustada rigurosidad los hechos ocurridos antes y después del día de la explosión por escape de gas en la Escuela 49 de Moreno, aquel 2 de agosto del 2018 en el que murieron la vicedirectora Sandra Calamano y el auxiliar Rubén Rodríguez. Detalles que en el vértigo de la información de la cobertura periodística de los medios se pasaron por alto. Un pantallazo sobre esos medios y el registro directo del momento de la explosión da inicio a un documental que tiene la urgencia del tema que cuenta y en el que testimonios emocionados algunos, otros más objetivos, pero todos basados en la fuerte tesis que la película impone: que éste no fue un accidente sino un asesinato. Los que dan su voz son los docentes de la escuela, representantes gremiales, familiares de las víctimas. No es muy feliz la elección de algunas pantallas empequeñecidas y enmarcadas en un marco de madera para diferenciar algunas imágenes de archivo. Si se ve por ejemplo el discurso al estilo charla Ted que dicta el Ministro de Educación, ese recurso lo reduce y lo equipara al resto de las imágenes cuando en realidad es la malla ideológica que envuelve el relato. En ese sentido la búsqueda de argumentos e la historia misma de la distribución económica de los recursos del Estado nacional y los estados provinciales aporta un marco de referencia bien concreto.
Bombas de tiempo La desidia como sinónimo de asesinato es el punto de partida de Escuela bomba (2019), una película que recopila datos sobre un hecho que sacudió la consciencia colectiva sobre el día a día docente, y que sostiene que Sandra y Rubén murieron porque el Estado los ignoró y eso no puede ser llamado “accidente”. Una explosión de gas se llevó la vida de la vicedirectora y el encargado de una escuela en Moreno, y reveló la problemática de fondo sobre la infraestructura de las escuelas abandonadas por los gobiernos, en este caso ubicada específicamente en una localidad, pero como una realidad calcada en un montón de lugares. De hecho, en el camino que acompaña la película, se despertaron las inspecciones urgentes que descubrieron muchísimas más escuelas en riesgo, como bombas de tiempo. “Soy herrero, yo sé lo que es una reja y la explosión la arrancó” relata un vecino sobre la brutalidad de la explosión que arrancó una porción de la comunidad del barrio. Afortunadamente el potente sentido de pertenencia de las personas comprometidas con la realidad, desencadenó una serie de acciones militantes, políticas y sociales que fortalecieron una lucha por la dignidad. La película registra y conecta las problemáticas dentro de la esperanza, los conflictos de la lucha de las hormigas que se encuentran en choque con la necesidad de la protesta y a la vez una urgencia que depende de ellos, como el hambre de los chicos. ¿Cómo se avanza sobre la indiferencia? ¿cómo se transmite el valor de la lucha?, el documental propone conocer y reconocer las caras y los cuerpos cargados de esperanza y de convicción por modificar la realidad.
Después de que el INCAA censurara su estreno en la sala Gaumont, el documental Escuela Bomba, dolor y lucha en Moreno, de Juan Mascaró, pudo encontrar una sala para exhibirse en el Centro Cultural de la Cooperación. A un año de la explosión de una garrafa y una pérdida de gas en la escuela nº 49 de Moreno que se cobró las vidas de la vicedirectora Sandra Calamano y del auxiliar Rubén Rodríguez, llega el documental Escuela Bomba, dolor y lucha en Moreno de Juan Mascaró (Bazán Frías, elogio del crimen) que hace un registro no sólo del evento sino también de las repercusiones que tuvo en la comunidad escolar. La película funciona como denuncia y testimonio. Por un lado presenta imágenes de archivo de las diversas movilizaciones y datos e información sobre cómo la educación fue perdiendo fondos en la provincia de Buenos Aires como consecuencia de diversas políticas de estado. Pero por otro lado, está el registro más íntimo y humano a partir de las palabras de familiares y conocidos de las victimas, que siguen luchando por mejorar las condiciones laborales en las escuelas públicas. Escuela Bomba, dolor y lucha en Moreno de Juan Mascaró es un documento que presenta la triste realidad que sufren las escuelas sin las condiciones mínimas para funcionar, pero que deben hacerlo por diversas presiones y necesidades de la misma comunidad. Se puede ver todos los lunes a las 20 en el Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543).
Critica emitida al aire en Zensitive Radio