Esta película de Federico Mordkowicz lucha entre la fórmula y su corazón, entre cumplir con los pasos de la comedia romántica, cayendo en el cliché, y las pulsión por dar rienda suelta total a su sentimentalismo, que se expresa sobre todo en la inclusión de elementos dramáticos que afectan al tono del film. Ariel (Benjamín Rojas) es un personaje cuyo desarrollo permite que el espectador pueda acompañarlo en su camino. Pero su coprotagonista, Noemí (Paula Cancio), está envuelta en un halo de misterio que no permite conocerla con mayor profundidad. Los diálogos, tan importantes en la construcción del enamoramiento en el cine, no logran escapar de los lugares comunes.