El idealismo que sienten determinadas personas, especialmente cuando son jóvenes, de cambiar el mundo trabajando codo a codo para ayudar a los más necesitados, lo podemos observar una vez más en éste documental, cuyo valor principal es informarnos de un dato prácticamente desconocido, como ser que un grupo de argentinos, que no se conocían entre sí, decidieron viajar a un país muy pobre y con carencias de todo tipo como lo era y sigue siendo Mozambique.
Ernesto Aguilar y Marcela Suppicich contactaron y entrevistaron a algunos de los integrantes que vivieron esa experiencia en el país africano desde los años ´70.
Quienes protagonizaron dichas vivencias narran a cámara sus experiencias como cabezas parlantes. Todos tienen una formación académica importante, pero decidieron en su momento, hacer algo por los que menos tienen
El relato es clásico, en ciertos momentos se oye alguna música incidental, matizada con archivos fílmicos de Mozambique antiguos y actuales, para reflejarnos en profundidad los padecimientos que sufren a diario los nativos.
Pero, del modo en que está contado los entrevistados son muy fríos y descriptivos. No generan empatía ni tampoco emociones. No logran transmitir el orgullo por la tarea realizada.
Ellos pertenecieron a movimientos de izquierda, socialistas, anarquistas, etc., que anhelaban un mundo distinto y más igualitario. Huyeron en su momento, porque la Argentina comenzaba a ser peligrosa y en el país que decidieron vivir, en pocos años, dejó de ser amigable con los extranjeros. Es decir, se toparon, cuando no, como escribió hace mucho tiempo Alejandro Lerner en una de sus más conocidas canciones, con una realidad tirana que se les rió a carcajadas, por pretender torcer el rumbo de un sistema de gobierno que, a los poderosos de turno, ya sean los que nacieron allí como los países que mantienen el control del mundo, les conviene que se mantenga sin grandes cambios.