Documental sobre el daño colateral de la guerra de Malvinas Este trabajo de Santiago García Isler cuenta la historia de cinco civiles (entre ellos el futbolista Osvaldo Ardiles) cuyas vidas cambiaron radicalmente a partir del conflicto bélico de 1982. El film cuenta con la voz narradora de Damián Dreizik y los testimonios de cinco personalidades que estuvieron en el lugar justo en el momento equivocado. El escritor argentino-británico Andrew Graham Yooll, el futbolista campeón del mundo Osvaldo Ardiles, Rafael Wollmann, quien tomase las fotografías del desembarco argentino el 2 de abril de 1982, la granjera nacida en las islas Laura Mc Coy y el periodista británico Simón Winchester. Mediante el relato de cada uno de ellos, Falklinas (2021) traza cinco historias entrecruzadas de los efectos colaterales de la guerra de Malvinas en civiles, cómo estuvieron involucrados ocasionalmente y de qué manera sus vidas se vieron modificadas a partir de entonces. Las animaciones ilustradas por Miguel REP funcionan de separadores y aportan ritmo y frescura al relato. Falklinas es un documental con impronta televisiva -en el mejor de los sentidos- que busca separarse de la tragedia y aportar ritmo y dinamismo didáctico a la narración, utilizando el material de archivo como documento pero también como soporte visual que construye una crónica audiovisual de los acontecimientos. El paralelo esbozado por el prólogo entre las hormigas y el ser humano ante situaciones imprevistas, sirve para abordar los caminos que tomaron las vidas de los cinco protagonistas a partir de entonces. Y conceptualmente, explica la paradoja de la existencia, eje transversal del film. De esta manera, Santiago García Isler (A vuelo de pajarito, 2014; Algo Fayó, 2017) logra encontrar un punto de vista original para distinguirse de la enorme cantidad de documentales sobre la contienda bélica del Atlántico Sur.
Parte del presente para iluminar el pasado El realizador de "Algo fayó" entrelaza aquí varias historias de vida relacionadas con la cotidianeidad de 1982: la del futbolista Osvaldo Ardiles con la del periodista Andrew Graham-Yooll, entre otros. En pocos meses más se cumplirán cuarenta años del desembarco de las tropas argentinas en las Islas Malvinas. El número redondo, ese recordatorio con poderes especiales, vino acompañado de varios proyectos documentales, entre otros el ya estrenado ensayo 1982, notable trabajo de guion y montaje de Lucas Gallo elaborado a partir de material televisivo de archivo. El caso de Falklinas, de Santiago García Isler, cuyo título hibrida los dos nombres oficiales de las islas del Atlántico Sur, parte del presente para intentar iluminar el pasado y viceversa, a partir de los relatos de cinco personas que, de una u otra manera, estuvieron “en el lugar exacto y en el momento justo, o todo lo contrario”, según la definición del realizador, responsable de otros títulos documentales como Algo fayó, sobre el historietista argentino Pablo Fayó. En el comienzo, las imágenes de un grupo de atareadas hormigas ocupa la pantalla, mientras la voz del actor Damián Dreizik explica los alcances de un experimento entomológico y su posible extrapolación a los seres humanos en circunstancias excepcionales. Andrew Graham-Yooll, editor en jefe del periódico Buenos Aires Herald durante tres décadas, es la primera de las personalidades destacadas por Falklinas. Es la propia voz del periodista, nacido en Argentina y fallecido hace dos años, la que detalla su exilio en 1976, el regreso incógnito durante los años de plomo, su trabajo en diarios británicos durante la Guerra de Malvinas. Otro periodista, de origen inglés, Simon Winchester fue enviado por sus jefes del diario The Sunday Times para cubrir los eventos en las islas del sur; sospechado de actividades espías, fue detenido y debió pasar tres meses encarcelado en Ushuaia. García Isler rápidamente entrelaza esas dos historias de vida con las tres restantes: la del futbolista Osvaldo Ardiles, estrella del Tottenham Hotspur londinense durante los meses de la contienda, el argentino Rafael Wollmann, único fotógrafo profesional presente en Puerto Argentino-Stanley durante la madrugada del 2 de abril, y Laura Mc Coy, joven malvinense con ansias de libertad, presente de conflictos amorosos y destino trágico, tal vez la única de las cinco historias no basada en la realidad histórica. Santiago García Isler crea un flujo narrativo que salta de una historia a las otras con cierta lógica fáctica, apoyado en una serie de “separadores” animados creados por el historietista Rep, pero lo que más parece interesarle es la recreación de una sensación de época y sus reverberaciones en tiempo presente. Las esquirlas de una bomba que estalló hace cuatro décadas, pero que aún hoy continúan cayendo del cielo. El relato de Wollman de la noche y la mañana de la rendición, las reflexiones de Ardiles ante una situación compleja en términos humanos y futbolísticos (“nunca jugué tan mal como en esos partidos durante la guerra”) y la descripción de Winchester de las semanas pasadas en confinamiento tejen una red de recuerdos de una era particular en un país que, como recuerda el realizador a través de la voz de Dreizik, pasó de llenar la plaza con protestas por la situación económica y social a, tres días después, vitorear a Galtieri con loas patrióticas.
La comparación entre las hormigas de un hormiguero atacado y la Guerra de Malvinas con que comienza Falklinas no es muy atinada. Según este particular punto de vista, están aquellos insectos directamente afectados por la destrucción, otros que por su cercanía al agujero sufren consecuencias secundarias y los últimos, indiferentes a todo entre los pliegues de la tierra. La voz en off de Damián Dreizik llama “hormigas B” a las del segundo grupo. Siguiendo con el paralelismo bélico, allí entrarían civiles cuyos oficios los llevaron a ocupar roles de reparto en un conflicto ajeno. Como Osvaldo Ardiles, estrella del Tottenham Hotspur de esa época y abucheado por rivales por su nacionalidad, un futbolista tironeado por la guerra entre el país donde nació y el que lo adoptó. O el periodista Andrew Graham-Yooll, que cubrió la guerra para el periódico inglés The Guardian. Falklinas suma otros tres personajes a esa galería para, a través de sus historias, registrar desde distintas ópticas los daños colaterales. Hombres que en muchos casos se involucraron de casualidad. Tal es el caso de Rafael Wollmann, un fotógrafo que a fines de marzo había viajado hasta el Atlántico Sur, terminó varado en Malvinas y, gracias a eso, fotografió gran parte de las imágenes que ilustraron las tapas de los principales diarios y revista de la época. La del soldado argentino guiando a sus pares ingleses rendidos, por ejemplo. El documental de Santiago García Islaer, se dijo, tiene un punto de partida forzado. Pero, a medida que avanza su desarrollo, adquiere interés gracias a la valía de los testimonios y una voluntad por trascender aquellas facetas más conocidas de esa guerra que, casi 40 años después, todavía significa una herida abierta en la sociedad.
Hacer un documental sobre las Islas Malvinas en Argentina siempre es un desafío peligroso. No hay posibilidad alguna de abrir el debate, solo de discutir diferentes aspectos de la guerra, pero de las islas no se puede decir nada. ¿Se puede encontrar un equilibrio o encontrar una nueva mirada? Las Falkland Islands versus las Islas Malvinas son lo que le dan el nombre a esta película: Falklinas. La promesa de entender que hay dos puntos de vista ya coloca a este documental por encima del noventa por ciento del cine argentino que ha tocado el tema. Santiago Isler entra al tema a partir de un grupo de personas cuyas vidas fueron afectadas por el Conflicto del Atlántico Sur, lo que los argentinos conocemos como la Guerra de Malvinas. Así aparecen las historias de Simón Winchester, Rafael Wollmann, Laura Mc Coy, Andrew Graham Yooll y Osvaldo Ardiles. Algunos son famosos, otros no, todos vieron cambiados sus caminos a partir de algo que no pudieron elegir. No necesariamente es un film antibélico, otro lugar común, sino una reflexión sobre las infinitas ramificaciones que tienen los hechos históricos. La película busca también ser dinámica, divertida, a veces se esfuerza demasiado por ser original, pero no cae en todas las trampas que el tema le plantea. Tiene buen material de archivo y, lo más importante, aporta información nueva e interesante.
El conflicto de Malvinas es aún una herida abierta en el cuerpo social argentino. Santiago García Isler pensó este ensayo documental sobre la guerra, partiendo desde un punto de vista particular centrándose en historias de gente a las cuales la guerra les cayó encima. La voz de Damián Dreizik nos cuenta al principio como Meterlink estudiaba a las hormigas y lo que ocurre en un hormiguero cuando algo les cae encima. A partir de esta analogía, el documental pasa a contar las historias de Andrew Graham Yooll, Simón Winchester, Osvaldo Ardiles, Rafael Wollmann y Laura Mc Coy. Dos periodistas (Graham Yoll y Winchester), un futbolista de alta competencia (Ardiles), un fotógrafo (Wollman), y una habitante de las islas (Mc Coy) que en medio del conflicto bélico toma una decisión de consecuencias imprevisibles. Estas historias se entrelazan en este documental que prefiere esa crónica personal e íntima para contar aquellos día de 1982. Graham Yoll era argentino pero de familia escocesa y ejercía su oficio de periodista en el diario Buenos Aires Herald cuando en 1976 empezaron a llegar a la redacción familiares de gente que había sido detenida, pero cuyo destino una vez detenidos no se sabía nada de ellos. El periodista resultó ser el único que recibía los pedidos de Habeas Corpus. El diario los publicaba pero la vida de Yooll en la Argentina corría peligro y Robert Cox, el director del medio, se encargó de sacarlo del país. Yooll extrañaba y cuando el gobierno de Galtieri decide tomar Las Malvinas vuelve a su país como corresponsal. Y ya no se iría jamás. Osvaldo Ardiles deja el testimonio de una estrella de fútbol que desarrollaba su carrera en el Tottenham y que al estallar la guerra, vio cómo su carrera se caía a pedazos. Simón Winchester estaba en la India como corresponsal y fue llamado por su diario de urgencia y previo paso por Londres, es enviado a la zona del conflicto austral. Primero va a las islas pero cuando se produce la invasión, es enviado al continente donde termina preso en una cárcel de la Patagonia y acusado de espía donde se pasa tres meses encerrado. Rafael Wollman fue el único reportero gráfico presente en Malvinas cuando las islas fueron tomadas y sus fotos salieron en distintas publicaciones del mundo y en la revista Gente. La historia de Laura McCoy es una historia de rebeldía de una isleña que cuando se produce la invasión, se encontraba en pleno conflicto matrimonial y estaba a punto de dejar a su familia para irse con el encargado del mantenimiento de los cinco faros que tenían en esa época las Islas Malvinas. Lo que parecía una historia de amor se vuelve una intriga de espionaje y tiene un final sorprendente. Falklinas cuenta todas estas historias con testimonios y archivos a los que suma dibujos ilustrativos de Rep. El resultado es un ensayo melancólico sobre estos “daños colaterales” de aquel conflicto que se desató por la necesidad de la dictadura de ganar más tiempo y así eternizarse en el poder, un intento inútil que resultó un fracaso para los militares de la época y una tragedia para aquellos que se vieron envueltos en el conflicto. FALKLINAS Falklinas. Argentina, 2021. Investigación y Dirección: Santiago García Isler. Protagonistas: Andrew Graham Yooll, Osvaldo Ardiles, Simón Winchester, Laura Mc Coy, Rafael Wollmann y Damián Dreizik. Cámara y Fotografía: Pablo Parra. Sonido directo: Gino Gelsi. Edición: Emiliano Serra. Música: Alberto Carpo Cortés. Distribuidora: APIMA. Duración: 68 minutos
Un muy interesante documental realizado por Santiago García Isler, que fue modificando su contenido de intención original para terminar contado la guerra de Malvinas desde distintos puntos de vista, no la de los combatiente, pero si la de los civiles que o fueron testigos o cumplieron con el destino del lugar exacto de la historia. Desde el fotógrafo que estaba en las islas cuando llegaron los “invasores” argentinos, a los periodistas que cubrieron los hechos. O la experiencia de Osvaldo Ardiles. O la de Andrew Graham Yoll. Con animaciones de Miguel Rep, este “ensayo documental” como lo define su realizador, tiene los testimonios de Simón Winchester, Laura Mc Coy y Rafael Wollmann. Son los daños colaterales que dejan las guerras, cinco historias, algunas reales y otras ficticias, que repasa esas consecuencias. Interesante trabajo.
HISTORIAS DE MALVINAS Tras muchos años de silencio alrededor del tema, el cine argentino (especialmente el documental) comenzó en el último tiempo a abordar con asiduidad la guerra por Malvinas, aquel conflicto bélico que enfrentó a Argentina con Inglaterra por las islas ubicadas en el Atlántico Sur, y que fue utilizado por el Gobierno militar como manotazo de ahogado ante su inexorable final. En ese contexto, el punto de vista de Falklinas, de Santiago García Isler, aparece como una novedad puesto que deja de lado el cuestionamiento directo a las decisiones que tomaron por entonces los altos mandos militares, los padecimientos de los combatientes o la mirada reivindicadora y nacionalista. Algunos de estos temas aparecen, pero de forma lateral, a partir del trabajo de observación sobre cómo impactó aquel hecho en un grupo de personajes que no tenían relación directa con él. Como lo marca una metáfora que utiliza el director en el comienzo del film, que incluye hormigas y una piedra, hay eventos que impactan en la sociedad de diversas maneras: están los que lo sufren directamente, los que lo sufren a pesar de no ser los directos perjudicados y aquellos que pasan por ahí de forma indolente. Sobre los primeros hemos visto muchas películas, por lo tanto no deja de ser atractivo que a García Isler le interese el segundo grupo, al que la película, a partir de un estudio científico, denomina “Hormigas B”. Falklinas hace un recorte sobre cinco personajes que, como se resalta, estuvieron “en el lugar correcto en el momento justo, o todo lo contrario”: los periodistas Andrew Graham Yooll y Simón Winchester, el futbolista Osvaldo Ardiles, la ciudadana malvinense Laura Mc Coy y el fotógrafo Rafael Wollmann serán los protagonistas de la película, historias de Malvinas que como aquel film de Carlos Sorín pueden ser a veces mínimas, pero que no dejan de explicitar la idea de cómo todos terminamos afectados por un acontecimiento de semejante envergadura. La mixtura es la elección principal de García Isler. Mixtura que podemos ver en el título, que mezcla Malvinas con Falklands (como le llaman los británicos a las islas), y que también podemos ver en la forma en que se van encadenando los testimonios. Por momentos, como en Magnolia de Paul Thomas Anderson, las historias se cruzan, se relacionan, se tocan (hay una gran foto en la que aparecen cuatro de los personajes); ofrecen diversos puntos de vista sobre un mismo hecho. Ahí está la riqueza principal del film, no dejarse llevar por una mirada revisionista ni panfletaria. Eso puede convertirla para algunos sectores en una película incómoda o antipática. Pero Falklinas avanza con la seguridad de que el absurdo de la guerra, las desidias de las autoridades, el desamparo de los jóvenes que son enviados a pelear, en algún momento aparecerá. Y eso es así porque, como en la metáfora de las piedras, esas cosas siempre terminan apareciendo, salvo que uno quiera hacer la vista a un lado. Puede que Falklinas no sea la película definitiva sobre Malvinas, pero sí es una producción valiente que se anima a mirar un hecho histórico desde un lugar inusitado.
La guerra de Malvinas recuperada con una particular mirada que, desde la vida de aquellos que fueron parte, de una manera u otra, de la misma, se permite trazar un camino diferente a los abordados hasta ahora en el cine. Algunas elecciones desafortunadas, como la elección del arranque con la analogía de las hormigas, o la narración en off, que unifica las historias presentadas, no debilitan las ideas que el realizador trae para los espectadores.
Una forma novedosa de abordar la Guerra de Malvinas En Falklinas realizador Santiago García Isler bordea la Guerra de Malvinas para adentrarse en historias de vida de algunos actores centrales en el conflicto bélico. Falklinas tiene un arranque peculiar que parte de una polémica comparación: el realizador utiliza como metáfora de la Guerra de Malvinas, el ataque a un hormiguero analizando las particularidades del mismo (distinguiendo a los insectos en tres clases, según su destino frente al ataque). Secuencia confusa que no funciona y hace ruido, da paso a un correcto documental que ahonda en las vidas de los civiles que fueron afectados por el conflicto bélico. El realizador Santiago García Isler toma cinco personajes que serán el centro de su historia: el periodista y escritor Andrew Graham Yooll, quien exiliado desde 1976 en Inglaterra, regresa al país para cubrir el conflicto desde Buenos Aires, donde era buscado por grupos de tareas; el exfutbolista Osvaldo Ardiles, ídolo del Tottenham y considerado probritánico por algunos en Argentina y antiinglés por otros en Inglaterra; el corresponsal de guerra Simón Winchester, detenido durante tres meses en Ushuaia acusado de espionaje; el fotógrafo Rafael Wollmann, quien estaba en las islas para un fotorreportaje cuando estallo la guerra y la malvinense Laura Mc Coy, a quien el conflicto le cambió los planes de escapar de Malvinas para vivir navegando. Lo más atractivo de Falklinas es el enfoque novedoso elegido, donde los protagonistas son personas que no combatieron pero sí sufrieron las marcas de la guerra. No faltan los valiosos testimonios y el sólido archivo que contextualiza el escenario sociopolítico de una Argentina reciente, que aún hoy sigue luchando por la soberanía nacional de las Malvinas. El trabajo de Isler es sencillamente diferente a cualquier otra producción que se haya hecho sobre el tema y este atributo es más que suficiente para pagar el precio de la entrada.