Es el segundo largometraje del director Edgardo Castro que creó “La noche”, una inquietante, extrema y premiada opera prima. Aquí también el realizador es el protagonista, en un film distinto. Aparecen los recuerdos junto a su familia, a la que visita dos semanas al año para las fiestas. Se trata de un núcleo formado por sus padres y su hermana, a la que se agregan dos hermanos en el festejo navideño. Un film sin argumento, con vivencias, con las rutinas de sus padres que recién se levantan al mediodía, de su hermana que nunca estudio ni trabajo y se dedica a las tareas de la casa. Esos días donde el televisor siempre prendido a gran volumen por la sordera del padre, es un protagonista más, y las costumbres de comidas, novelas y películas, se repiten como ritos inamovibles. Todo puertas adentro, en un clima claustrofóbico donde solo se sale para comprar lo necesario para la casa y la ciudad, Comodoro Rivadavia, solo se ve atisba desde las ventanas. Un film donde el protagonista observa extrañado ese mundo que no le pertenece aunque intenta participar de sus costumbres e integrarse. Inteligente trabajo, diáfano, sencillo pero también hipnótico.