Viaje al sur.
Un film cuyo nombre auspicia y ofrece más de lo que es. Sin alma ni novedades, esta historia plana, que funcionaría como documental y no como ficción, presume simpleza, realismo y naturalidad, sin embargo, lo logra de manera tibia y sin involucrar al espectador.
Familia (2019), dirigida, escrita y protagonizada por Edgardo Castro, relata su viaje a Comodoro Rivadavia para festejar las fiestas de fin de año junto a su familia, compuesta por sus padres y hermana. Sus vidas son muy rutinarias. Todo sucede en la misma casa.
A veces menos es más, utilizar el silencio como herramienta, resulta ser una propuesta muy interesante para los que amamos el humilde cine de los hermanos Dardenne, que consiguen estar presentes, sin mostrarse y cada film es una lección, sobre todo en guión y lenguaje simbólico (por ejemplo Le fils, de 2002, aunque recomiendo toda su filmografía). No obstante, no es este el caso. Los diálogos, cada palabra, debería resonar y comunicar con relevancia y sutileza, tampoco lo consigue. Las actuaciones aquí, si bien son naturales, no emocionan, pecan de frialdad y los personajes no logran la empatía del espectador, salvo por el padre Félix Agustín Castro. La intención de relatar una historia sin respetar la estructura dramática habitual es asumir un riesgo y es plausible, pero desde mi humilde punto de vista, en esta película, no funciona, puesto que no existe motivación ni conflicto. Por ciertos tramos, se siente un forcejeo por incluir al espectador con permanentes y desectructurados movimientos de cámara, como si no fuesen suficientes los de las primeras secuencias. En fin, querer abarcar más de lo que se puede logra resultar en un error para ciertos espectadores, quizás acostumbrados a disfrutar films diferentes de directores, si se quiere, más modestos.
No se comprende la verdadera motivación de Familia, que debería sugerir y emocionarnos, no todo lo contrario. Se transforma en una experiencia tediosa, esperamos lo que nunca sucede, en el afán de perseguir emoción en una película que no pretende eso, y cuyo objetivo pareciera alimentar el ego de un realizador demasiado pretencioso.