Alexander Sokourov es un director exquisito que ya maravilló a los espectadores con “El arca rusa” y que con este film termina su tetralogía, que dedicó a figuras históricas reales como Hitler, Lenin y el emperador Irohito. Fueron “Molock”, “Telets” y y “Sointse”. Aquí por primera vez da su particular visión sobre uno de los más famosos personajes literarios, el Fausto de Goethe. Y para ello, más que preocuparse por ser fiel al texto que le exigió al autor casi toda su vida, hace una reinterpretación del hombre infeliz y peligroso, ansioso de acumular poder, seducido por sus propias necesidades, desde las elementales a las intelectuales, acicateado por sus instintos de lujuria, hambre, codicia. Un pensador que de todo duda, y todo lo quiere. Pero apenas lo consigue ya no le alcanza. Imágenes potentes, hiperrealistas, planos deformados, seres deformados, imágenes hipnóticas. Para aquellos que buscan especialmente un cine de autor, de un director que se arriesga como debe hacerlo todo verdadero artista.