Cineasta pero también activista, el francés Sylvain George se pasó más de tres años filmando (investigando, conviviendo con) el conflicto de los inmigrantes ilegales apostados en Calais, puerto de partida para su intento de ingresar como polizones en barcos o camiones en Gran Bretaña. Africanos, asiáticos y europeos del este (varios están a punto de ser deportados a países como Afganistán, Nigeria, Turquía y Serbia) son apoyados por decenas de militantes europeos contra la violencia represiva de la gendarmería francesa.
La primera parte del film -más lírica y reposada- muestra la cotidianeidad de los migrantes, que viven en condiciones infrahumanas y se someten a todo tipo de situaciones indignas. La segunda, mucho más tensa, describe los choques con la policía del por entonces mandatario Nicolas Sarkozy. En blanco y negro, combinando belleza y horror, ternura y dolor, George consigue un documental -de una ética y un rigor inobjetables- que da visibilidad a los que generalmente no tienen voz, imagen… ni derechos. Ganadora de la Competencia Internacional del BAFICI 2011, llega en una versión de “apenas” 153 minutos contra los 175 de la que se dio en el festival porteño.