Este documental nace de la impotencia y la incredulidad. De una chica colombiana, Magda Hernández, cuando se entera de que su amiga argentina, Cristina Vázquez, a la que conoce y quiere, está presa por homicidio. Con el aporte valioso de especialistas en leyes, que se dedican a ayudar a las víctimas de la injusticia judicial, por extraño que esto pueda sonar, Hernández revela todo lo que se hizo para llevar a su amiga a la cárcel. Por eso su película se emparenta con otros documentales alegato sobre casos (causas) armadas, o turbias, como El rati horror show, de Enrique Piñeyro, que es uno de los productores. Precisamente, después de esa película, Piñeyro trabaja con una de esas organizaciones, Innocence Project Argentina. Estructurada en base a las cartas que intercambiaron las amigas antes del encuentro, la película suma testimonios y dedica buena parte a darle voz a la acusada. En Misiones, lleva ya doce años de encierro. Por un crimen que no cometió.