Otros cines
Quien crea que sólo Hollywood se maneja con fórmulas se equivoca; hay otros cines, lo que no significa que esos otros cines no tengan sus fórmulas. Las fórmulas del cine que no son Hollywood son bastante previsibles: ellos hacen cine de edición rápida, los otros lo lentifican, apelan a la belleza y a la juventud mientras que los otros se las arreglan con gente fea y si es vieja mejor, y más, si además podemos hacer que tengan sexo mejor y no digamos si es una relación shockeante. Con un burro por ejemplo.
Gallero pertenece a ese otro cine que digamos, filma a contracorriente. Ese otro cine que circula por los festivales entra en éxtasis si un país como el nuestro manda una película con pobres que viven mal en pasajes desolados. Gallero cumple bastante con la fórmula que el otro cine debe seguir, pero no del todo y entonces es donde falla.
Porque al narrar la historia de un encargado de entrenar y cuidar gallos de riña la película opta por un paisajismo pasado de moda, un estilo grandilocuente y populista que no ayuda mucho a meterse en la historia, que por otra parte, es de un minimalismo extremo. Por supuesto no es un cine de salas comerciales ni que busque el éxito inmediato, pero a veces esto sólo, definirse por lo que no se es, no alcanza para hacer algo original, con personalidad y que tenga una entidad superior a tantas películas que buscan su lugar en el mundo dentro del circuito de cine artie o de festivales. En ese mundo es en el que donde Gallero y otras películas por el estilo encuentran el público adecuado par su exhibición y distribución.