Yo (detrás de la pantalla)
Generación artificial (2015) es una mezcla entre el documental apócrifo y un ensayo personal que aborda el vínculo con lo audiovisual a partir de los VJ’s, singulares personajes de la escena tecnológica.
Federico Pintos ha dedicado buena parte de su vida a la realización audiovisual. En principio, como un aficionado; luego, como un profesional. Durante los ’90 realizó numerosos videos de cumpleaños de 15 y demás, en los hoy ya vetustos VHS. Más tarde, trasladó esos conocimientos a la industria de la televisión por cable. Allí aumentaron sus reflexiones sobre el uso artístico de los videos y el desarrollo de los video-jockeys.
Generación artificial es varias cosas a la vez. En un documental con entrevistas, un ensayo sobre la relación entre arte y video, una historia del video, y –finalmente- un documental apócrifo centrado en la figura de un extraño personaje que busca ir un paso más allá en la relación entre mente y videos. La apuesta es en buena medida riesgosa, por su nivel polisémico y su carácter inédito. Pintos introduce su voz en off, que más que explicar “conduce” a los espectadores por este diario de viaje en donde lo virtual y lo subjetivo se cierran peligrosamente hacia el final. Hay, además, espacio para la bizarría y excentricidades varias, más algunas reflexiones sobre el estado de la tecnología en el mundo contemporáneo.
Más allá del carácter híbrido del trabajo (por momentos cuesta entender cuál es el tema central del film), el director consiguió un relato cohesivo a partir de su propio recorrido con la imagen. Por ese aspecto, queda plenamente justificado que una buena parte de su película ofrezca imágenes en registro analógico; mientras que otras, más contemporáneas, aparezcan en el sistema digital. Una bienvenida rareza.