Cuando la virtud es su propio enemigo
Hay una frase increíble de Viviana Amsalen durante el juicio en la que dice que “es fácil culpar al que llora. Quien destila veneno en silencio es inocente”. Aquí vemos expuesto todo un sufrimiento a causa de un sistema patriarcal. Quizás esta exposición de la protagonista a momentos de humillación y oídos sordos es la mayor virtud de Gett: el divorcio de Viviana Amsalem pero al mismo tiempo su contra.
Toda la película atraviesa el juicio que Amsalem entabla para que su marido le otorgue el divorcio, con quien después de todo hace tres años que no tiene convivencia. Dado esto, los únicos escenarios que se utilizan son la sala de espera y la del juicio. La austeridad y ausencia de elementos de distracción hacen que todo el foco esté puesto en los protagonistas, sus palabras, sus gestos y cómo se visten. Y aunque los actores logran llevar bien a cabo sus personajes, por momentos le falta fuerza a los diálogos. O quizás por la misma intención de mostrar desgano o ausencia de escucha es que quedan espacios donde el film se debilita y se vuelve largo y repetitivo.
Más allá de mostrar un contexto como el de Israel, en el que aún existen familias muy ortodoxas, la calidad de los diálogos y el tipo de juzgamiento que se le hace a Viviana por querer separarse de su marido no nos son ajenos. Aunque hubo muchos avances mundiales en la lucha contra el patriarcado, aún siguen vigentes “destilaciones de veneno silencioso”. Tanto en hombres como en mujeres podemos ver cómo la tradición es por momentos más fuerte y ciega ante las apelaciones de la protagonista.
Asimismo, no es casualidad que todo el jurado que evalúa el juicio sea integrado por hombres. Es propio de una sociedad en la que todavía pesan las ideas de superioridad del hombre hacia la mujer. Lo mismo en cuanto a las formas y la vestimenta. Es de señalar que el sobresalto de los hombres es entendido por sentir que les han faltado el respeto o tener que expresar algo que les indigna. Pero cuando esta manifestación es dada durante el juicio por mujeres, enseguida se las hace callar o se les recuerda que de esa forma están siendo irrespetuosas. En cuanto a la vestimenta, el jurado muchas veces observa de pies a cabeza a la demandante para despreciar sus pedidos y juzgarla de adulterio.
Por un lado, podemos decir que en Gett: el divorcio de Viviana Amsalem encontramos una gran demostración del funcionamiento del sistema patriarcal en Israel, apoyada en un juicio en el que quedan a la luz diferentes manifestaciones que dan cuenta el tipo de cultura y las costumbres interiorizadas. Pero por el otro, pierde fuerza y capacidad de denuncia -si fuera la intención-, al tornarse por momentos un relato moroso y demasiado extenso.