Llega Hasta que la muerte los junto, de la mano de un director que conoce el genero, pero que no termina de convencer.
Al mismo tiempo que presencia como su matrimonio se deshace, Judd (Jason Bateman) recibe el llamado de su hermana Wendy (Tina Fey), quien le cuenta que falleció su padre, por lo que el personaje emprende un viaje hacia su ciudad natal para poder asistir al entierro. Ya en la casa familiar, se reencontrará con sus otros dos hermanos y su madre (Jane Fonda) con los cuales, y por pedido del difunto, atravesará un periódo de duelo en el cual, durante siete días, la familia convivirá sacando a relucir sus problemas tanto en la intimidad del seno familiar, como afuera del mismo.
El argumento no rebosa de originalidad por ningún lado, y los diálogos son bastante rebuscados. Si bien el cast es muy atrayente y ninguno se destaca por brindar una actuación pobre, las situaciones poco creíbles, pero por sobre todo, tan pegadas una al lado de la otra, vuelven a esta cinta un producto más que olvidable.
Aún teniendo el merito de estar alejado del clásico cliché de padre e hijos distanciados, la forma en la que el guionista fuerza todas las situaciones (cuatro hermanos, tres cuñados, madre, vecinos, rabino) para que entren en una hora cuarenta de película, hacen que el golpe de efecto que algunas escenas tendrían que tener, resulte reiterativo.
En definitiva, Hasta que la muerte los junto puede mirarse un fin de semana de mucha lluvia, pero que en medio de una cartelera bastante movilizada y con estrenos muy fuertes en las próximas semanas, sumado esto al hecho de que es una película que se consigue hace rato en los puestos de la calle, el pronóstico para este estreno no es demasiado prometedor.